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Regreso al futuro

Estonia entrega la justicia a los robots

El país más digitalizado del mundo inicia un plan piloto para que la inteligencia artificial juzgue disputas contractuales

El símbolo de la Justicia sobre un fondo digital.

Lo llaman e-Estonia porque esta república báltica de 1,3 millones de habitantes -una Asturias y media en población- pasa por ser el país más digital del mundo, donde la práctica totalidad de los trámites burocráticos pueden hacerse por internet. Y ahora el gobierno va a dar un paso más y encomendar a la inteligencia artificial algunas tareas que hasta la fecha reservadas a sólo los jueces. Han oído bien: justicia robótica.

Cuenta la revista "Wired" que el Ministerio de Justicia estonio ha encargado a Otto Velsberg, director de datos del gobierno, de 28 años, que diseñe un algoritmo para juzgar disputas judiciales que supongan reclamaciones menores de 7.000 euros. Su objetivo es descargar a jueces y secretarios judiciales de los pequeños casos que atascan el sistema. Está previsto que el juez robot empiece a funcionar en modo de pruebas a finales de año y enfocado a disputas contractuales. Cada una de las partes contendientes "cargará" el algoritmo con todos los documentos e información relevante para el caso y la inteligencia artificial emitirá después un veredicto. Eso sí, la sentencia podrá ser apelada a un juez de carne y hueso. Está por ver cómo se toman los estonios que su gobierno entregue a una máquina la tarea de impartir justicia. David Engstrom, experto en gobernabilidad digital de la Universidad de Stanford, advierte en "Wired", que la confianza que los ciudadanos manifiestan en el uso que el gobierno de Estonia está dando a sus datos digitales podría derrumbarse por completo si aparecen fallos "en uno de los nuevos sistemas de toma de decisiones basados en la inteligencia artificial".

La justicia, ya ven, también es un campo "robotizable". No sólo el campo de las sentencias. Hace tres años, un estudiante que entonces cursaba el segundo curso en la Universidad de Standford, Joshua Browder, que hoy tiene 21 años, creó DoNotPay, una aplicación que promocionó como el primer abogado-robot del mundo, que los usuarios podía usar muy fácilmente a través de una interfaz en forma de chat. Lo lanzó en Nueva York y Londres. A través de sus recursos automatizados logró la retirada de 160.000 multas de aparcamiento.

En Estados Unidos, los algoritmos han entrado desde hace tiempo en la administración de justicia. Se aplican, por ejemplo, como herramienta de evaluación de riesgos de reincidencia de los acusados. Los tribunales usan estos informes automatizados para asesorarse a la hora de imponer la cuantía de una fianza, la duración de la sentencia o si se concede o no libertad condicional. Pero que el proceso de evaluación de riesgos potenciales de un acusado esté elaborado por una máquina no supone, ni mucho menos, que esa valoración sea objetiva. Los algoritmos están programados por seres humanos y, por tanto, incorporan determinados sesgos. El problema es que esos programas de predicción judicial, se compran a empresas privadas y son "cajas negras" cuyo contenido desconoce el juez que decide influido por el consejo supuestamente neutral de la máquina. Los algoritmos predice el futuro en función del pasado. Si ser negro y pobre es característica común de los delincuentes detenidos hasta la fecha, los delincuentes del mañana que sean negros y pobres serán prejuzgados por la máquina. Aunque sean absolutamente inocentes.

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