La tecnología ha tomado las riendas de la sociedad hasta el punto de afectar hasta la forma que tenemos de comunicarnos con los demás. La mensajería instantánea ha anulado toda voluntad de relacionarse con nuestro entorno de manera natural. Hoy en día los jóvenes no experimentan de la misma forma las emociones que se dan en la vida de cada uno y no aprovechan los momentos ni disfrutan de la compañía de la gente si no es a través de una pantalla.

Un informe de la Fundación Telefónica concluye que el 97% de los menores de 25 años se comunica principalmente por Whatsapp. "Tenemos a las personas delante y en vez de eso estamos a lo mejor hablando con otras", afirma una joven. Quedar y mantenerse en silencio mientras cada uno está enganchado a su propio móvil se ha convertido en los últimos tiempos en una actividad habitual.

Las llamadas han pasado ya a la prehistoria: "si no es algo urgente no suelo llamar nunca", afirman. El 45 % de los chavales utiliza ya cualquier tipo de red social antes que una llamada telefónica. Han pasado a mejor vida, sustituidas por los mensajes que las han anulado por completo; "somos así de vagos que hasta hablar nos cuesta".

El problema de este desarrollo tecnológico es la dependencia que terminan desarrollando los usuarios de aplicaciones como pueden ser Whatsapp o Facebook. "Acaba creando una dependencia que hace que estemos todo el día enganchados", "si no tienes Whatsapp quedas un poco aparte" confiesan. Y es que es difícil salir del bucle de uso de las redes sociales de forma continua.

Sin embargo, a pesar de ser los más enganchados, los jóvenes también son los que más se preocupan por su propia privacidad. Según este informe, ocho de cada diez desactivan el GPS del móvil y el 66,4 % desconecta su webcam.

Si algo queda claro de la Generación muda es que son dependientes, pero precavidos.