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TIMOTHY BROWN | Primer paciente del mundo en curarse del virus del sida

"La terapia con trasplante de médula que me curó del sida no es aplicable a toda la población"

"Hay un segundo paciente en Londres, un caso muy similar al mío, que lleva 18 meses sin VIH; estaré encantado de que se una a mi club"

Timothy Brown. HÉCTOR FUENTES

El estadounidense Timothy Brown (Seattle 1966) es el primer paciente del mundo que se cura del sida, después de someterse a un trasplante de médula que acabó con la leucemia que sufría y de paso eliminó el VIH de su organismo. Ha pasado a la historia de la Medicina como "El paciente de Berlín" y el miércoles estuvo en España en el XIX Congreso nacional sobre sida que se celebra en Alicante.

- ¿Cómo fue el tratamiento que le libró del VIH?

-En 1995 me diagnosticaron la enfermedad. Vivía en Seattle. Comencé el tratamiento con antirretrovirales que fue eficaz e hizo que el virus fuera indetectable y mis defensas subieran. En 2007, me diagnosticaron leucemia. Entonces me sometí a un trasplante de médula de un donante compatible y la enfermedad remitió. Pero volví a encontrarme mal y los médicos me dijeron que la leucemia había vuelto de forma muy agresiva. Me sometí a radioterapia y posteriormente a un trasplante de médula de un donante con una mutación genética que hace a las células inmunes al VIH. Todo cambió. La médula destruyó los reservorios de VIH y la leucemia. Desde entonces me encuentro muy bien y han pasado los años suficientes para hablar de curación.

- ¿Hay más casos como el suyo?

-Hay un segundo caso, el llamado "paciente de Londres", muy similar al mío. Lleva 18 meses sin tratamiento y el virus no ha reaparecido. A diferencia de mí, aún no se le han hecho biopsias para comprobar que el virus no esté en los reservorios, no se puede considerar que esté curado. También hay un paciente en Seattle que lleva año y medio sin infección. Estoy muy contento de que haya más personas que se unan a mi club personal.

- ¿Cree que usted va a ser la clave para la cura definitiva del sida?

-No, sobre todo porque para que se aplique un tratamiento como el mío hay que padecer una enfermedad hematológica, dolencias potencialmente mortales. Después hay que someterse a un trasplante de médula, que tiene una moralidad del 40%. No es una terapia aplicable a toda la población. Otra de las barreras es que hay que encontrar a un donante compatible de médula y que tenga la mutación genética que permite curar la infección, que sólo la tienen entre un 1% y 2% de la población. Teniendo en cuenta que hay 37 millones de personas infectadas en el mundo, el tratamiento que a mí me ha curado no va a ser la solución, pero sí da una pista de por donde ir.

- ¿Qué tipo de controles pasa usted?

-He sido sometido a múltiples biopsias, sobre todo en los ganglios linfáticos, para comprobar que no hay reservorios de la enfermedad. También a una biopsia cerebral porque el cerebro es un gran reservorio al que los fármacos no llegan y a veces los virus se esconden allí. No se ha encontrado el VIH en ninguna de estas pruebas. Periódicamente me hago pruebas de carga viral.

- Tras padecer VIH y una leucemia con una grave recaída, ¿qué le lleva a someterse a estas pruebas tan agresivas?

-Procuro ayudar mucho en la investigación. Soy consciente del importante papel que tengo que desarrollar para la ciencia. La cura del VIH es necesaria, por el elevado número de personas afectadas y porque muchas de ellas no tienen acceso a la medicación.

- ¿Cómo vivió los años de la enfermedad? ¿Sintió el estigma en algún momento?

-Cuando me diagnosticaron el VIH vivía en Berlín, que es una ciudad muy abierta. En ningún momento me he sentido estigmatizado.

- ¿Qué mensaje tiene que darles a las nuevas generaciones que han perdido el miedo al sida?

-Que se protejan en sus relaciones sexuales. Hay dos vías, el condón, aunque hoy en día a la gente no le gusta, y la profilaxis pre exposición, que es segura y eficaz. Pero siempre les digo que usen algún método. Yo no lo usé y me infecté. A día de hoy soy sexualmente activo y tomo precauciones, porque aunque me haya curado no quiere decir que sea inmune a la enfermedad.

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