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BORJA IBASETA | Coordinador del Niemeyer y director del Festival LGBTIQ

"La homosexualidad no está penada, pero seguimos siendo perseguidos"

"Entiendo que cada cura opine sobre su sexualidad, entiendo menos que lo hagan sobre la mía: está habiendo un retroceso en la convivencia"

Borja Ibaseta y su reflejo. MARÍA FUENTES

A lo largo de todo el año, Borja Ibaseta coordina la programación el Centro Niemeyer y, desde hace cuatro años, cuando llega la primavera, dirige además el Festival de Cine LGBTIQ, que echa a andar esta tarde en Avilés, en el complejo cultural de la ría. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en el foyer del auditorio, donde desde ayer cuelgan las fotografías de Germán Gómez.

- ¿El festival ya está consolidado?

-Yo creo que sí. Esta que empieza es la cuarta edición. El festival se conoce dentro de Asturias, pero también fuera. Cuando llamo al resto de los festivales para proponer que algún representante de ellos venga aquí de jurado o para que colabore con nosotros obtengo una respuesta positiva. Este festival interesa.

- No es solamente un festival de cine.

-Para nada. Hacemos mucho más que proponer una competición de películas. No hacemos todo lo que a mí me gustaría porque muchas cosas se quedaron en el tintero, pero, pese a ello, tenemos actividades paralelas como esta exposición de Germán Gómez, la de la Factoría Cultural; proyectamos películas fuera de Avilés. Este año, además, está el proyecto del "youtuber" Sassy Science, de Mario Peláez, que recupera un montón de científicos.

- Me refería, más bien, a que es un festival militante.

-¡Cómo no! Totalmente. Simone de Beauvoir decía que lo personal es político; la cultura es política, todas las muestras artísticas son políticas.

- La iglesia católica tiene opinión sobre los homosexuales.

-Me preocupa mucho que la Iglesia quiera meterse en terreno científico y que opine sobre cosas que no son puramente religiosas. Entiendo que cada cura opine sobre su sexualidad, entiendo menos que lo hagan sobre la mía: está habiendo un retroceso muy importante en la convivencia en este país. Me preocupa que hace menos de una semana le dieran una paliza a un chaval en Oviedo al grito de "maricón de mierda". Esto viene porque determinadas jerarquías eclesiásticas, fundaciones o partidos políticos están abonando un discurso de odio y de minoración de distintos colectivos: de mujeres, de personas de otras razas... He vivido toda mi vida entre heterosexuales y no me siento amenazado por ellos. Si sufres de homofobia, ¿no será que tienes un deseo homosexual no resuelto? Sobre todo esto tratamos de luchar: desde la reivindicación del espacio, pero también para reconocer a los que estuvieron antes que nosotros.

- Hace medio siglo de las revueltas del Stonewall, el inicio del Orgullo Gay. ¿Cómo se va a recordar en el Niemeyer?

-Espero que con mucho orgullo. Solemos fijarnos sólo en la pluma, en el color, qué gracia... Pero eso es una manifestación que reclama derechos, como cualquier colectivo de trabajadores. Este festival, como otros semejantes, reivindica los espacios perdidos, el deseo...

- Otro hito es el cuarenta aniversario de la despenalización de la homosexualidad.

-Ya no está penada, pero seguimos siendo perseguidos: en esta misma comunidad autónoma hace una semana. Es muy preocupante que saquemos la bandera de la Constitución para algunas cosas, pero no para otras. La homosexualidad de hombres estaba perseguida, la de mujeres no, a las mujeres las encerraban en un psiquiátrico.

- Hasta la semana pasada el Estado no dejaba opositar a personas con VIH.

-En este país tuvimos un miedo atroz al sida. A nadie le dicen que no puede ser empleado público por una gripe, por el VIH sí. Pero hay que tener en cuenta que no tener el VIH no es estar limpio, ¿limpio de qué?

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