Los políticos no contaban con que un asunto tan controvertido como el derecho a decidir sobre la propia muerte se les colara en la precampaña electoral. El suicidio de María José Carrasco, enferma terminal, con la ayuda de su marido Ángel Hernández, y la determinación de ambos de llevar su decisión hasta las últimas consecuencias, haciéndola pública, ha pillado a los candidatos con el pie cambiado. Eso no ha impedido que corran a defender sus posiciones y a atacar las de sus adversarios en la carrera por los votos.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, fue de los primeros en hablar y de los que más se ha explayado. El viernes, horas después de conocerse la detención de Ángel Hernández, Rivera admitía que, en el caso de verse en una situación similar, "no podría poner la mano en el fuego a que no haría lo mismo" y ayer seguía hablando, pidiendo al PP, totalmente contrario a la regulación de la eutanasia, que "rectifique" su oposición y colabore en sacar adelante una regulación "garantista". "El sufrimiento no tiene ideología y la caridad tampoco", apuntaba el líder de Ciudadanos.

El PP no tardó mucho en revolverse contra Rivera, apenas unas horas, y ayer mismo su secretario general, Teodoro García Egea, le reprochó que diga "una cosa los días pares y otra los impares".

El líder del PP, Pablo Casado, ha estado evitando -y hasta ahora lo ha conseguido- manifestarse sobre la eutanasia. Han sido otros dirigentes del PP los que han tomado la palabra, como su vicesecretaria de Comunicación, Marta González, que acusó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de hacer electoralismo al mostrarse partidario de indultar a Ángel Hernández. El PP aboga por potenciar los cuidados paliativos y no abordar la eutanasia, y estos días solo el presidente de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el número 2 por Madrid, Adolfo Suárez Illana, se han desmarcado algo de esta posición. Éste último declaró que hay que "ayudar al que sufre, acompañarle, darle lo mejor que se pueda y respetar siempre su voluntad".

Pedro Sánchez reaccionó con rapidez, tras conocerse el caso del matrimonio madrileño, y enseguida prometió que si obtiene mayoría suficiente en las elecciones regulará la eutanasia y "no habrá minoría que lo pueda bloquear". El pasado viernes, a su paso por Asturias, la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, garantizó el compromiso de los socialistas para seguir impulsando la ley de eutanasia en la próxima legislatura. La vicesecretaria general de PSOE, Adriana Lastra, también ha hablado de la ley de eutanasia. Lo hizo en Guipuzcoa, recordado que esta legislatura el PSOE presentó un proyecto de ley de eutanasia en el Congreso con el que la mayoría de los diputados "estaba de acuerdo" y que fue "bloqueado" hasta en 19 ocasiones por PP y Ciudadanos en la mesa de la cámara.

En el PSOE, de todos modos, hay disidentes y ayer mismo el grupo federal Cristianos Socialistas emitía un comunicado en contra del suicidio y "de toda forma de atentado contra la vida", abogando por la creación de unidades de cuidados paliativos que alcancen a toda la población.

El candidato de Unidas Podemos a la Presidencia del Gobierno, Pablo Iglesias, calificó de "indecente" que una persona pueda ser detenida y encarcelada por "un acto de humanidad" como el que realizó Ángel Hernández al ayudar a morir a su esposa. Defendió que "cualquier persona tiene derecho a que le ayuden a morir". "Digamos la verdad. En 2017 nosotros presentamos una iniciativa para despenalizar la eutanasia y no solo nos encontramos con la oposición de Ciudadanos y del PP; el PSOE dijo que la sociedad no estaba preparada", añadió.

Desde Vox, su portavoz en el parlamento andaluz, Francisco Serrano declaraba el viernes que "no hay que promocionar" la eutanasia sino "favorecer" la extensión de los cuidados paliativos, que son muy caros y en los que él cree que la izquierda no quiere gastar.