Felio Vilarrubias, primer jefe de protocolo de la entonces Fundación Príncipe de Asturias, cargo que desempeñó entre 1980 y 1998, e impulsor de los cursos de protocolo de la Universidad de Oviedo, falleció a la edad de 97 años en Barcelona.

Hombre exigente y muy disciplinado a la par que bondadoso, es uno de los pioneros del protocolo en España y maestro de un gran número de profesionales en ejercicio en instituciones públicas y privadas. Estaba estrechamente vinculado a Asturias desde que asumió la responsabilidad de coordinar la celebración de los premios "Príncipe de Asturias". Precisamente en el ejercicio de esta actividad que él aprendió a base de trabajo, sin un método inicial ni formación previa, "vio la necesidad de establecer la enseñanza de protocolo en España y que debía articularse mediante cursos", manifiesta Julio Carbajo, profesor de la Universidad de Oviedo y director del curso de Especialista en protocolo y ceremonial del Estado e internacional, que este año alcanza la XXIV edición.

Corría el año 1990 cuando Felio Vilarrubias propuso al rector Juan López Arranz poner en marcha el título de Experto en protocolo, ceremonial, heráldica y vexilología. "El inicio de este curso y el posterior de especialista pusieron a Oviedo en el mapa de la enseñanza de protocolo en España y en el mundo, ya que a la ciudad llegaron alumnos de todo el país, pero también de Europa y Latinoamérica", apunta el profesor del departamento de Derecho Privado y de la Empresa.

Tal fue el éxito que alcanzó esta propuesta formativa que en 1995 Oviedo acogió, auspiciado por la institución académica, el I Congreso Internacional de Protocolo, que favoreció el inicio del curso de Especialista que se imparte en dos sedes, la Escuela Diplomática (en el Paseo Juan XXIII de Madrid) y la universidad asturiana. Está estructurado en tres módulos, en los cuales imparten clases personal de la propia escuela que forma a los funcionarios diplomáticos, de la Casa Real y el introductor de embajadores del Ministerio de Asunto Exteriores.

En ambos cursos, Felio Vilarrubias desempeñó un papel relevante, ya que actuó de organizador y de profesor. En esta segunda faceta, que abandonó hace pocos años por problemas de movilidad, fue un docente riguroso. "Era un gran profesional, muy exigente, trabajador y meticuloso que preparaba las exposiciones con mucho cuidado y lo tenía todo bajo control", indica Carbajo para resaltar que esa rigidez no le restó ni el respeto ni el cariño que le profesaban los alumnos. "Los exámenes orales metían miedo y los ejercicios escritos los calificaba de forma muy estricta, pero a pesar de ello los alumnos lo adoraban ya que tenía espacio para la afabilidad, el afecto y el cariño", añade quien en Asturias ha acompañado y estado cerca de "don Felio", como era conocido en tierras asturianas quien además de director de los cursos de protocolo fue durante 46 años funcionario de la Diputación de Barcelona.

Cataluña siempre ha estado en el corazón de este hombre inquieto en asuntos relacionados con el conocimiento y la cultura. "Amaba Cataluña, pero tenía un sentimiento de españolidad absoluto y completo; era un catalán universal y sufría por lo que ocurría en su tierra", explica Julio Carbajo, que también acompañó a Vilarrubias en los cursos de protocolo celebrados en la La Granda (Gozón) entre los años 2006 y 2012. "No fue el único en este campo, pero dignificó la profesión, le puso método, escribió sobre ella, estudió y se esforzó", concluye Carbajo.