La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

MARIOLA ARTIME | Afectada por la hipoteca

"Me volvía loca, hasta que pensé: 'Nadie va a venir a matarme si no sigo pagando la hipoteca' "

"Aspiraba a casarme, tener hijos, trabajar... La vida que te inculcan, que lleva todo el mundo, hasta que ves que no es así"

Mariola Artime, en Avilés, la ciudad donde vive. MARÍA FUENTES

Mariola Artime (Avilés, 1978) firmó una hipoteca en 2003. Con su sueldo de contable y el de comercial de su marido se interesaron por un apartamento de 64 metros, en Sabugo, sin ascensor ni trastero, en un edificio restaurado. El alquiler costaba 400 euros. La cuota de la hipoteca 405.

-En 2009 nos separamos. Acordamos que yo ocupara el piso hasta que se vendiera. Han pasado diez años y no se ha vendido. Firmamos el divorcio en 2011.

- ¿Trabajaba entonces?

-Sí. Era esteticién y trabajaba como falsa autónoma.

- ¿Y el cambio de profesión?

-No encontraba nada relacionado con mi formación, una FP2 de Administración y Finanzas. Pasaban los meses, el paro se agotaba y necesitaba una salida rápida. La formación de esteticién, algo que siempre me había gustado, duraba un año. Estaba trabajando antes de que acabara el curso.

- ¿Entonces?

-Empezó el desastre. Yo estaba en otra relación, de la que nació mi hijo Mario en julio. Al ir a reincorporarme a finales de noviembre me encontré en la calle y sin paro. La jefa había contratado a dos chicas, imagino que con contratos bonificados para menores de 30. Yo tenía 33.

- ¿Su pareja tenía empleo?

-En hostelería, pero sólo encontraba extras de fin de semana. Empezamos a pedir el subsidio y a investigar a qué tenía derecho. Recibí una ayuda de emergencia que cubría parte de la cuota, pero yo pedía al banco una solución porque 30 días pasan muy rápido y con 500 euros tienes que elegir entre comer o pagar la hipoteca.

-¿Y su pareja?

-Encontraba trabajos, pero era poco responsable y gastaba. Me dejó hace cinco años y ha sido mejor para mí, porque lo que entra lo controlo yo. Cuando quedé sola, tenía 426 euros de subsidio y la cuota, con penalizaciones e intereses, rondaba los 500.

-¿Cómo llevó quedar sola?

-Mal. Me enfadé con mi pareja por dejarme tan colgada y conmigo por ingenua. El niño, que siempre había sido muy colaborador, empezó a ser violento en el colegio. Reflejaba mi propio estado de ánimo. Me recompuse.

- ¿Cómo es empezar el mes en números rojos?

-Muy agobiante. Llega la noche, apagas la luz, todo queda en silencio, la cabeza empieza a pensar y todo se hace grande. Iba al Banco de Alimentos, fui una vez a la Cruz Roja... Me cortaron la luz varias veces. Compras sumando mentalmente y paras en 10 euros. Aprendes a sobrevivir y ves que muchas cosas no las necesitas.

- ¿Y en el banco?

-Me dejaban suspender dos cuotas en el año y me avisaban "en tal día, al cumplirse los 90 días, tienes que ingresar 87 euros o entras en mora". En abril me ponía a pagar enero. Sólo recibía presiones, llamadas, "pídeselo a tus padres, recurre a tu exmarido". Mi exmarido es argentino. Cuando nació mi hijo regresó allá, pero le llamé una vez porque necesitaba 220 euros como fuera.

- ¿Sus padres le ayudaron?

-No pueden. Mi padre estaba de avalista y el banco no soltó hasta el último momento.

Mariola es hija de un corredor de seguros y de un ama de casa que se separaron cuando ella y su hermana tres años menor eran pequeñas. Se criaron con los abuelos. En la adolescencia fueron a vivir con su madre.

-Cuando hice la selectividad iba a Filosofía de cabeza, pero no eran los planes que, por separado, tenían mis padres para mí. En esa etapa mi madre tuvo a nuestra hermana pequeña de una nueva pareja, ella no trabajaba y las dos mayores sobrábamos un pelín.

- ¿Cuánto pasó sin encontrar una solución en el banco?

-Cuatro años. Escuchaba en las noticias que había un real decreto y un código de buenas prácticas para ayudar a personas vulnerables. Que estudiaban la situación y, si querían y cumplías los requisitos, te podían dar una solución. Me puse en contacto con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y dejé de pagar. Mientras pagas, te ponen la zanahoria para que sigas con la lengua fuera. Me volvía loca. Hasta que me senté en el sofá y pensé: "Nadie va a venir a matarme a casa si no sigo pagando. ¿Qué puede pasar? ¿Que me quiten la casa? Es duro, pero la vida no acaba. Peor sería una enfermedad".

- ¿No le ofrecieron nada?

-Sí. Un plan de pagos de 220 euros al mes. Podía pagar entre 150 y 170, pero lo cumplí salvo el último mes. Asesorada por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, volví a presentar todos los papeles en junio pasado y en enero me ejecutaron la hipoteca.

-¿Qué es eso?

-Reclaman la deuda de golpe, va al Juzgado a desahucio, a subasta... Pero hace tres semanas, con la ayuda de la plataforma, firmé un acuerdo con el banco y durante cinco años voy a pagar una cuota que no llega a 20 euros. Debo 100.993 euros y tengo una responsabilidad de 153.000.

-¿Qué es eso?

-No lo entendí al firmar, pero es que si en cinco años se ejecuta será por 153.000 euros.

-¿Su piso se puede vender por ese precio?

-No puedo vender por debajo de la hipoteca. Si un comprador rondara los 100.000 al banco le interesaría y yo me quitaría el muerto. Sola y con un hijo podría tener un alquiler que pudiera pagar o acceder a una vivienda social, pero como soy propietaria...

- ¿Trabaja ahora?

-No. Hay trabajos en los que casi tienes que pagar. Lo más curioso que tuve fueron tres meses en un "call center". Es difícil encontrar empleos que te permitan conciliar sin que te cueste dinero. Mi expareja no se hace cargo de nada y mi madre me ayuda, por temporadas, según trabaje o no.

- ¿Cómo vive?

-Tengo un móvil de tarjeta, sin internet, y un coche de más de 20 años, por si sale un trabajo.

-¿No se da una alegría?

-Para mí la alegría es el día normal y dormir por la noche. Aspiraba a casarme, tener hijos, trabajar... La vida que te inculcan, que lleva todo el mundo, hasta que te das cuenta de que no es así. Me he hecho muy fuerte, muy superviviente. Tengo cinco años de tranquilidad y no hago planes.

Compartir el artículo

stats