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Tudela, el olvidado "prerrománico militar"

La fortaleza de Alfonso III en el Picu Castiellu, en Olloniego, era el poderoso vigía del sur de Oviedo y tenía una superficie amurallada de 8.500 metros cuadrados | Los arqueólogos de la Universidad piden que se excave la zona y se salven sus ruinas del deterioro total

Tudela, el olvidado "prerrománico militar"

Hay "otro prerrománico" en Asturias que, pese a estar declarado desde 1965 monumento histórico artístico, permanece olvidado y en ruina bajo una espesa capa de maleza. Un reciente estudio arqueológico, obra del grupo de investigación "Arqueos" de la Universidad de Oviedo, reivindica la importancia histórica de excavar y recuperar los restos abandonados del castillo de Tudela, en Olloniego (Oviedo), una fortaleza de la monarquía asturiana que es junto con el castillo de Gauzón (Castrillón) "un eslabón fundamental para conocer mejor el proceso de formación y expansión del reino de Asturias, de especial interés para desvelar algunas incógnitas en torno a la ubicación y creación de la corte de Oviedo, en particular, y sobre la configuración territorial del espacio central de la región". Estaríamos hablando de un enclave monumental, con una muralla de una anchura de 2,5 y 3 metros de ancho que envolvería un recinto amurallado de más de 8.500 metros cuadrados. Los autores del estudio subrayan que "el estado de ruina y abandono actual de sus estructuras comprometen la supervivencia de las mismas".

Los arqueólogos José Avelino Gutiérrez González, Alejandro García Álvarez-Busto y Patricia Suárez, del grupo de investigación "Arqueos", analizan en un estudio de próxima publicación las características de los restos de una fortificación situada a 15 kilómetros de la capital asturiana, cuya construcción las crónicas atribuyen el rey Alfonso III hacia el año 883. El objetivo de la fortaleza levantada en las cercanías de Oviedo era "controlar y proteger los pasos hacia la urbe regia". Desde ese momento y hasta el siglo XV "desempeñó una importante función política, militar y socioeconómica en la Asturias central".

El castillo de Tudela está emplazado en el Picu Castiellu, sobre la aldea de La Fócara (Olloniego, Oviedo). Ubicación estratégica: desde allí se puede controlar el valle del Nalón y el antiguo camino hacia León -desde el alto del Padrún hasta el alto de La Manzaneda-, principal vía de tránsito hacia la Meseta. Era el guardián de Oviedo por el sur. Los arqueólogos han hecho un estudio preliminar de un yacimiento con "multitud de estructuras constructivas; fosos, terraplenes y murallas envolventes, junto con un torreón central, el principal edificio señorial del castillo".

A pesar de esa relevancia histórica, el castillo de Tudela -cuyo nombre deriva de la "tutela" que ejercía sobre el territorio- es "uno de los enclaves más desconocidos de nuestra región". Los investigadores de "Arqueos" presentaron en 2016 a la consejería de Cultura y al Ayuntamiento de Oviedo una propuesta de investigación plurianual, pero aunque la primera ofreció su "apoyo" y el segundo manifestó su "interés", "todos los esfuerzos han resultado infructuosos hasta ahora".

Uno de los objetivos prioritarios del proyecto de excavación es encontrar evidencias de que el lugar ya era un castro o fortificación romana antes de su transformación en castillo de la monarquía asturiana, como admiten algunos autores. Las crónicas atribuyen a Alfonso III la construcción del castillo de Tudela al mismo tiempo que el de Gauzón. Como ocurrió en las excavaciones de Gauzón, los arqueólogos creen que una investigación sobre el terreno sí podría demostrar que el lugar ya estaba ocupado anteriormente y que en el periodo alfonsino se llevó a cabo un proceso de monumentalización y reforma.

El castillo de Tudela, a finales de la novena centuria, "ya aparece como una de las principales fortificaciones regias, morada temporal de la corte, próxima al solio ovetense, donde el rey sentencia algunos documentos", indican los autores. Estos arqueólogos interpretan la importancia del castillo de Tudela "como un elemento fundamental en la política de dominación y ordenación del territorio que realizan los reyes y magnates del reino de Asturias a lo largo de los siglos VIII y IX con la construcción de sedes regias, palacios, castillos, iglesias y monasterios, procesos que alcanzan su momento culminante con Alfonso III el Magno en las últimas décadas del siglo IX". Tudela sería "uno de los mejores ejemplos de la arquitectura militar del reino de Asturias, el 'otro prerrománico' asturiano, más olvidado y peor conocido que los ejemplos de la arquitectura religiosa, que prácticamente han monopolizado las investigaciones desarrolladas en este periodo", añaden.

Las ruinas actuales son "retazos" de un conjunto formado por varios elementos constructivos. El castillo sufrió una destrucción intencionada a finales del siglo XIV, por orden del rey Juan I para evitar nuevas sublevaciones de los nobles de la zona. Las capas de vegetación y sedimentos que hoy se encuentra quien lo visite "impiden una valoración real de la magnitud de las estructuras existentes, desfigurando así la imagen que el castillo pudo tener en su periodo de esplendor medieval". Aún así hay "rastros de los sucesivos fosos y restos de murallas que circundan concéntricamente la cima del promontorio". Algunas remociones practicadas, añaden los autores del estudio, "dejan ver la considerable dimensión y potencia de sus estructuras enterradas".

Lo más visible son los restos de una construcción en forma de torre en la cúspide del cerro. La meseta superior, de planta ovalada, tiene una superficie de 2.400 metros cuadrados. Este plano está rodeado de una muralla, de la que aún se conservan restos fragmenarios. Está separado del segundo nivel por un talud de 10 metros y un foso tallado en la roca. Debajo del recinto superior hay una segunda meseta, un entorno intermedio con una amplia explanada de 8.660 metros cuadrados que también estaba rodeado de una gruesa muralla y con un segundo foso exterior tallado en la roca entre 3 y 5 metros. Toda esta meseta está rodeada de laderas de pendiente pronunciada y aisladas con lo que debió ser una cerca más baja que mediría 274 x 224 metros. En total sumaría una superficie de 4,36 hectáreas. Bajo ella, la historia de la monarquía asturiana está a la espera.

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