Algo más de medio centenar de personas desafiaron ayer la intensa lluvia que a primera hora de la tarde cayó sobre Avilés para participar en una ruta literaria que les llevó a algunos de los lugares visitados por Jovellanos en tres de los viajes que realizó a la ciudad. Organizado por la biblioteca municipal Bances Candamo y dirigido por Teresa Pasarín, directora de la misma, y Ana González, guía oficial del Principado, el recorrido partió de la plaza de España para continuar hacia el palacio de Llano Ponte, el de Valdecarzana, la iglesia de los Padres (hoy de San Antonio), la capilla de Las Alas, el palacio de Camposagrado y la iglesia de Santo Tomás de Cantorbery.

Bajo los arcos situados en las inmediaciones de la mayoría de los espacios protagonistas de la ruta, los participantes (mujeres casi en su totalidad) siguieron con atención la lectura de fragmentos escritos por Jovellanos en sus diarios relativos a cada edificación, así como la historia y las singularidades de los inmuebles y las familias que los ocuparon.

"La idea de esta ruta es recordar a Jovellanos y las visitas que hizo a Avilés en 1790, 1792 y 1794, de las que dejó escritas descripciones de edificios y sus gentes", comenta Teresa Pasarín, para añadir que el ilustrado, "una de las personas más importantes del siglo XVIII" , "llegó de Gijón a caballo, entró por Villalegre continuó por la ermita de La Luz, recorrió las principales construcciones de la época y tuvo relación con las familias nobles de entonces". La directora de la biblioteca de la plaza Álvarez Acebal destacó que el intelectual "se interesaba por todo, tanto cuestiones históricas, relacionadas con los monumentos, las iglesias y las familias".

A pesar de la abundante obra que dejó escrita, Jovellanos, según la bibliotecaria, "es un gran desconocido; dejó muchos libros pero la gente común no lo conoce". A este respecto, manifestó que sus obras están disponibles en internet y la lectura de las mismas "es cómoda salvando que se trata de una literatura escrita en el siglo XVIII".

Durante la ruta, que Ana González abrió trasladando al público tres siglos atrás, cuando Avilés contaba 1200 habitantes, existía la muralla defensiva, había terrenos rurales y se vivía del comercio, algunas participantes colaboraron con la lectura de los textos de Jovellanos, que fueron intercalados con las explicaciones de la guía, que reforzó el contenido de las descripciones del ilustrado.

A pesar de las molestias de la lluvia, que obligó al grupo a ir de arcada en arcada para protegerse, finalizado el recorrido los comentarios positivos fueron unánimes: "Aprobamos con nota alta esta experiencia y ya esperamos la próxima", resaltaba una de las asistentes, para quien la capilla de las Alas "ha sido un gran descubrimiento para mí".