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Bailes y batallas de exquisito sonido

"Café Zimmermann" agrada al público de la "Primavera barroca" en el Auditorio con la reivindicación de olvidados músicos del siglo XVII

Un momento del concierto. LUISMA MURIAS

La agrupación francesa "Café Zimmermann" dio ayer una exquisita lección de esgrima musical con el concierto "Bailes y batallas", penúltima cita del VI Ciclo "Primavera barroca" en el Auditorio de Oviedo. El primer violín, Pablo Valetti, que hacía las veces de director, enriqueció la velada ante un público expectante con una precisa descripción de cada una de las obras, entre las que destacó, por ser poco conocida, el "Balleto a quattro" de J. H. Schmelzer, que lleva el título de "La escuela de esgrima", y en la que se detallan los golpes de florete y las funciones de los barberos, que en el siglo XVII ejercían las veces de cirujanos y enfermeros para las personas que resultaban heridas de arma blanca en los duelos.

Las dos décadas que llevan los componentes del Café tocando juntos por todo el mundo dan como resultado una compenetración absoluta con un gran esmero en los balances sonoros. Un sonido diáfano caracteriza a unos músicos que trabajan al máximo cada mínimo detalle. Si bien hay grupos de música historicista que prescinden del "vibrato", en esta ocasión los intérpretes le dieron anoche en Oviedo un estilo más natural, respetando la sonoridad, y con una mayor cercanía a las formas modernas de interpretación.

El repertorio de ayer en el Auditorio ofreció a los espectadores asturianos la posibilidad de acceder al trabajo de compositores que son poco habituales en los conciertos. Esa singularidad llegó con el talento de Biber (1644-1704), Froberger (1616-1667) y el ya citado Schmelzer, cuya música para la muerte del emperador Fernando III describía la sensación de dolor en un principio, luego la recomposición intelectual del individuo y, finalmente, el nombramiento de un nuevo monarca. Una mezcla de sentimientos, emociones y vaivenes musicales muy en la línea de la música barroca, que fue muy aplaudida por el público.

El indudable talento de Valetti y sus compañeros estuvo arropado por el órgano de Céline Frisch y el sonido delicado de Shizuko Noiri con su tiorba, que se encargaron de hacer el bajo continuo durante todo el concierto.

La próxima cita de la "Primavera barroca" tendrá lugar el día 12 de este mes y correrá a cargo de la Capella de Ministrers, bajo la dirección de Carles Magraner, que interpretará las famosas "Superlamentaciones" de Cristóbal de Morales, una de las cumbres de la música española.

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