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Bullying

El acoso escolar está detrás de una de cada cinco consultas a los neurólogos infantiles

Los síntomas iniciales que llevan a las familias al médico suelen ser problemas de sueño o dolores de cabeza en los niños

El 15% de estudiantes sufren acoso escolar.

El acoso escolar es un problema creciente que cada vez tiene más reflejo en las consultas de los médicos, y no sólo de los pediatras. Hasta un 20% de los niños en edad escolar que atienden los neurólogos infantiles en sus consultas tienen detrás un episodio de bullying en sus centros escolares.

A menudo, el diagnóstico no es sencillo y se dilatada en el tiempo, «ya que el síntoma inicial que suele llevar a los padres a consultar al médico es un dolor de cabeza o de estómago que se repite durante muchos días o alteraciones en el sueño en niños que hasta el momento dormían bien», según explica el neuropediatra del Hospital de Sant Joan, Francisco Carratalá.

El uso de móviles y videojuegos complica el tratamiento en jóvenes con trastornos de espectro autista

Se estima que el acoso escolar afecta actualmente al 15 por ciento de los estudiantes. Situaciones que han ido cambiando a lo largo de los años. El acoso directo, como los insultos o las agresiones físicas, ha sido sustituido por el hostigamiento a través de las redes sociales y de los grupos de whastapp. El «cyberbullying», ya representa la mitad de los casos de acoso escolar denunciados y causa mucho más daño en las víctimas, incapaces de desconectar de esta situación ni en la intimidad de sus casas.

Los problemas de comportamiento como el asperger o la hiperactividades ligados al acoso escolar suelen detectarse a partir de los cuatro años, coincidiendo con la escolarización de los niños. Y aunque mejorarán con el tiempo, «no desaparecerán aunque sí lo haga la situación de acoso escolar», señala Carratalá.

Folleto informativo de la Fundación ANAR.ANAR

Abordaje multidisciplinar

El tratamiento de estos niños requiere de la coordinación de distintos especialistas. «Generalmente trabajamos juntos los neuropediatras, los psiquiatras infantiles y los pediatras». Respecto al papel de los colegios en estos problemas, el especialista del Hospital de Sant Joan lamenta que la falta de personal sanitario en los centros escolares impide en muchas ocasiones abordar el problema en toda su dimensión. «Ante la falta de enfermeros, se supone que en cada centro escolar hay un profesor que actúa de interlocutor con nosotros, pero si ya es difícil abordar un problema de asperger o autismo con médicos o enfermeros ajenos a esta especialidad, imagínate con un profesor que apenas tiene formación en este terreno».

Los neuropediatras se encargan de abordar las enfermedades neurometabólicas y la epilepsia en niños, esta última el mayor motivo de consulta a estos especialistas, ya que la padecen en torno al 5% de los niños de entre 0 y 15 años. Los trastornos del espectro autista, como el autismo o el asperger, también suponen un elevado volumen de consultas para estos profesionales. Frente a las voces que alertan de que el número de casos va en aumento, Francisco Carratalá cree que la mayor sensibilidad hacia estos trastornos está haciendo que se diagnostiquen más.

Los neuropediatras advierten del aumento de familias que recurren a las pseudoterapias

Uno de los fenómenos que ha irrumpido en las consultas de estos especialistas es el uso abusivo del móvil y de los videojuegos por parte de sus jóvenes pacientes. Aunque por sí solos no suponen un motivo de consulta, alertan de que sí que generan problemas, por ejemplo, de sueño, ya que los chicos están conectados hasta altas horas de la noche. También provocan, sobre todo los videojuegos, que se metan más en su mundo y no pongan en práctica las habilidades sociales.

Otro de los fenómenos que más preocupa a los especialistas es el peso que están ganando las pseudociencias en el campo de la neurología pediátrica. Hasta un 40% de las familias con niños que tienen problemas neurológicos han recurrido a tratamientos, a veces de lo más descabellados. «Hay clínicas que utilizan terapias a base de gafas con filtros y otras que emplean tratamientos para eliminar metales pesados del organismo, como el plomo», señala Carratalá. También es frecuente encontrar dietas alternativas que prometen curar problemas como el autismo o la hiperactividad, «y que al final someten a los niños a restricciones alimentarias importantes para su edad, ya que por ejemplo les suprimen los hidratos de carbono».

15%estudiantes sufren acoso escolar

4edad de diágnostico de los problemas

40%familias que recurren a tratamientos alternativos

El perfil cambia

El perfil de quien ofrece estos tratamientos alternativos ha cambiado, «ya no hablamos del típico curandero del pueblo, ahora son grandes empresas y clínicas privadas». Carratalá lamenta que estas personas se valen de la angustia y del desconocimiento de los padres para aprovecharse, ya que en la mayor parte de las ocasiones el precio de estos tratamientos es muy elevado.

Aunque el abandono de los tratamientos convencionales por estos alternativos está por debajo del 10%, Carratalá aún recuerda con amargura casos como el de una familia con una niña aquejada de una grave enfermedad que dejó de ir a consulta en busca de un tratamiento alternativo. «La única esperanza para esa niña era un trasplante de médula. Pero cuando a los dos años volvieron a la consulta, la niña ya no podía caminar, precisamente uno de los requisitos para el trasplante».

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