Dos personas de la misma edad y lugar de procedencia pueden no degustar igual un plato cuya elaboración sea idéntica. La diferencia no estaría en los ingredientes, sino en los kilos de los comensales. Un revolucionario estudio de sello español acaba de constatar que las personas obesas perciben menos el sabor que las no obesas. Además, con diferencias muy significativas.

Esa es la principal conclusión de una investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red en su área de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, CiberObn, que establece una relación inversa entre la percepción del sabor y el peso. Los científicos han identificado además, por primera vez, el gen LRRC32 asociado a la percepción total del sabor.

La investigación ha sido coordinada por Dolores Corella desde la Universidad de Valencia, en colaboración con el Human Nutrition Research Center de Boston, y publicada recientemente en la prestigiosa revista American Journal of Clinical Nutrition. Sus resultados son pioneros en todo el mundo ya que es la primera vez que se constata una relación inversa entre la puntuación en la percepción total de todos los sabores y el peso, obesidad y perímetro de la cintura en un grupo de 381 hombres y mujeres de entre 55 y 75 años. La investigación también avanza en los factores genéticos y ambientales que condicionan las preferencias e ingestas de alimentos.