Primero todo empezó por la preocupación de los padres hacia los alimentos que les estaban dando a sus hijos. Pero la ola se acabó extendiendo a todos los consumidores en general. La comida real llama cada vez más a la puerta de los supermercados y se hace un hueco cada vez más grande. ¿La razón? Todo un movimiento surgido en un primer momento en redes sociales pero que ha trascendido el ciberespacio y que a día de hoy ha obligado a muchos supermercados a adaptar sus estanterías.

Varios son los nutricionistas que fomentan el movimiento en redes sociales. Pero todo empezó gracias a uno: Carlos Ríos, que acaba de publicar un libro con sus consejos de nutrición, tiene ya casi 900.000 seguidores. Pero no es el único. Los grupos de Facebook y las páginas de Instagram en los que se informa de los alimentos que se deben o no se deben comer por estar demasiado “contaminados” suman millones de adeptos. Tantos que consiguen agotar en unas horas los productos que se recomiendan en estos “sites”.

El mejor ejemplo tuvo lugar hace tan sólo unas semanas. Hasta hace unos meses nadie había escuchado hablar de los edamames. Ahora todo el mundo lo llama el “alimento de moda”. Se trata (tal y como lo define la Wikipedia), de "una preparación culinaria de vainas de soja inmaduras hervidas en agua con sal y servidas enteras”. Muchos las toman como si de un fruto seco se tratara. O mejor: como un snack para matar el hambre sin meter en el cuerpo alimentos poco saludables.

La popularización de este alimento en grupos y páginas web que promocionan la comida real hizo que se agotara en el primer supermercado que lo comercializó en España. Los responsables de redes sociales de esta gran cadena (de origen valenciano) llegaron a confesar a través de redes sociales que ya no podrían ofrecer este producto hasta dentro de varios meses. No hizo falta esperar mucho. Otra gran superficie (en este caso competencia) empezó a promocionar en redes sociales que ellos sí que tenían este alimento. Y les llovieron las ventas. El poder del consejo y la recomendación así como el interés por una vida más sana obliga cada día más a los supermercados a cambiar sus hábitos y sus estanterías en busca de un cliente joven al que retener durante los próximos años ofreciendo una buena alternativa a los tan temidos y malditos ultraprocesados.