La batalla por la "soberanía tecnológica" estalló ayer entre Estados Unidos y China con el lanzamiento de un "misil comercial" de los potentes: el gigante digital estadounidense Google -por requerimiento de la Administración Trump- anunció la suspensión de todos sus negocios con el fabricante chino de móviles Huawei, cuyos dispositivos funcionan con el sistema operativo Android, propiedad de la compañía norteamericana.
Traducido para quien tenga uno de los 373 millones de teléfonos y tabletas Huawei que hay en el mundo, de ellos 7,5 millones en España: los terminales actuales mantendrán el acceso a la tienda de aplicaciones Google Play y también a las protecciones Google Play Protect, pero ya no dispondrán de acceso a actualizaciones ni a la nueva versión del sistema Android que llegará en agosto. Además, los nuevos móviles de la marca china que salgan al mercado tras el veto ya no tendrán acceso a la tienda de aplicaciones ni al correo de Gmail, por ejemplo. El conflicto político-tecnológico desatado ayer tendrá sus consecuencias en España, donde Huawei es líder en venta de móviles y copa el 36% de la cuota de mercado.
La guerra comercial China-Estados Unidos se recrudece. El impacto comercial y geoestratégico de un ataque tan directo a uno de los símbolos de la creciente supremacía tecnológica de China no será desdeñable. Huawei, que vende siete móviles por segundo en todo el planeta y la mitad de ellos fuera de su país, está viendo cómo peligra su plan para arrebatar a la surcoreana Samsung la primacía del mercado mundial.
Pero no solo eso. Trump ha declarado la guerra a las compañías tecnológicas que, según su criterio, ponen en peligro la seguridad de EE UU por ser plataformas potenciales para el espionaje informático de China y ha elaborado una lista negra de empresas que tendrán que ser vetadas por las tecnológicas estadounidenses. Huawei ha sido la primera. Los fabricantes de chips estadounidenses Intel, Qualcomm, Broadcom y Xilinx también anunciaron ayer que no le entregarán suministros vitales a Huawei "hasta nuevo aviso".
Huawei lleva tiempo en el foco de la Administración estadounidense. En diciembre pasado, la vicepresidenta del gigante tecnológico chino, Meng Wanzhou -hija de Ren Zhengfei, el exmilitar fundador de la compañía-, fue detenida en una escala en Vancouver (Canadá) a petición de los estadounidenses, que la acusaban de fraude por violar, supuestamente, las sanciones contra Irán.
Pero la clave no parece estar únicamente en el mercado de los móviles. EE UU quiere impedir que compañías chinas como Huawei -obligadas por ley a cooperar con los servicios secretos de su país- se hagan con el control de las redes 5G, que facilitará el despliegue masivo del "internet de las cosas". Es decir, la transformación de todo tipo de objetos -desde los coches a los robots cirujanos- en elementos conectados a la red que cosecharán todo tipo de datos y también podrán ser "hackeados", usurpando el control a sus legítimos propietarios.
El despliegue de la red 5G es precisamente uno de los puntos fuertes de Huawei. Es la única compañía que fabrica móviles y al mismo tiempo encabeza el despliegue de antenas para abrir paso a esta nueva generación de telefonía. En España, en alianza con Vodafone, Huawei completó la primera llamada 5G. Ambas firmas están desarrollando en Andalucía un proyecto piloto cuantificado en 25 millones de euros.
Huawei salió ayer a defenderse, asegurando que ha hecho "contribuciones sustanciales" al desarrollo del sistema operativo Android y que ofrecerá actualizaciones de seguridad y servicios posventa a todos sus equipos.
Por su parte, la patronal española de empresas de telecomunicaciones reclamó a la Unión Europea (UE) que se posicione sobre el veto planteado por Google. A juicio de los empresarios agrupados en Ametic, encabezados por el catalán de origen asturiano Pedro Mier, la UE está jugando un papel de "mero espectador" en este conflicto, en el que "ni está ni se la espera". Mier subrayó que la UE tiene que reaccionar, porque "esta situación la vamos a ver más veces en el futuro". La Comisión Europea indicó ayer que a cada país le compete adoptar las restricciones que considere oportunas y que la Unión cuenta con normativa suficiente para proteger sus intereses comerciales y de seguridad.
Los expertos indican que el veto de Google a Huawei pueden hacer más vulnerables y expuestos a ataques los móviles chinos. También puede haber problemas con las aplicaciones, desde la mensajería como WhatsApp hasta las app de uso bancario, cuyas actualizaciones ya no estarán disponibles en Google Play para quien tenga el móvil de esta marca. Habrá que ver qué respuesta da Huawei, desarrollando un ecosistema propio que no dependa de Google.
Las bolsas reaccionaron ayer al misil tecnológico. La española cerró con un descenso del 0,87%. Wall Street retrocedía a media sesión y el Dow Jones de Industriales, su principal indicador, bajaba un 0,28%.
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