En ocasiones, como la de hoy vivida en Asturias, los aviones experimentan sucesos que, por algún motivo, ya sea humano, técnicos, mecánico o meteorológico, pueden terminar con la aeronave fuera de pista o sufrir un accidente. Las frustradas son por tanto maniobras que realizan los pilotos durante una aproximación a pista y que por algún motivo no puede finalizar su aterrizaje. El encargado de determinar si se puede o no aterrizar es el comandante de la nave y este solo sabrá si es posible antes del momento de tomar tierra. Si el piloto considera que la nave ha alcanzado la altura de decisión se aterrizará, de no ser así, el aterrizaje se interrumpirá y se pasará a la maniobra que se conoce como aproximación frustrada. En ese momento el avión recuperará el vuelo y con una dirección altitud prevista deberá avisar a la torre de control de lo que sucede. Después la aeronave deberá esperar a las nuevas indicaciones para garantizar la seguridad del pasaje.

Los fallos que desemboquen en una "frustrada" pueden ser debidos al piloto o copiloto, por una mala comunicación con la torre de control, pero también pueden ser ajenos al hombre. El error puede ser mecánico, no funciona el tren de aterrizaje o los flaps, climatológico, por culpa de las bolsas de aire frío y aire caliente que no permiten la sustentación de la aeronave.

Esta maniobra repercute en la trayectoria del avión de manera brusca. El piloto intenta salir hacia arriba de nuevo activando los motores a máxima potencia y en picado para volver a intentar una segunda aproximación. Estas maniobras se notan en la cabina del avión y en ocasiones podemos encontrar a gente con contusiones.

También pueden sufrirse problemas como dolores de cabeza relacionados con un barotrauma, barotrauma ótico externo, barosinusitis y barotitis media, barotraumas dentales, lesiones dentales relacionadas con la presión, barodontalgia, dolor relacionado con la presión barométrica. Las personas con caries pueden sufrir también dolores al introducirse aire en la cavidad del diente. En ocasiones ese aire puede quedar atrapado en un empaste aumentando el dolor a la persona que lo padece.

Según reconocen técnicos aéreos consultados una maniobra frustrada “no tiene nada de improvisado”. Este tipo de acciones son habituales y están estudiadas como maniobras de aterrizaje y todos los pilotos están perfectamente adiestrados y entrenados para salir adelante en caso de encontrarse en una situación similar. “No se trata de pericia o habilidad, se trata de formación, entrenamiento y racionalidad”.