Asturias perdió hoy a uno de sus artistas de referencia del último medio siglo. José Manuel Legazpi falleció a última hora de la tarde, a los 76 años de edad, tras una larga enfermedad. Creador multidisciplinar, Legazpi trabajó la pintura, el dibujo y la escritura, pero fue en el ámbito de la escultura en el que más destacó, erigiéndose como una figura de referencia entre los artistas asturianos. Autor de la estela que LA NUEVA ESPAÑA entrega a los “Asturianos del mes” (galardón que él mismo recibió en 2016), realizó para este periódico una de sus últimas obras: la felicitación de las pasadas navidades.

Natural de Bres (Taramundi), donde nació el 20 de febrero de 1943, Legazpi pasó gran parte de su infancia en Vegadeo, lugar de residencia de sus abuelos y donde tuvo un primer contacto con el mundo de los artesanos, que nunca dejó de fascinarle. Con apenas trece años, con la ayuda del ebanista Paco de David, veló sus primeras armas en el mundo de la pintura: con unas tablillas preparadas por el artesano y una sábana robada a su madre, Legazpi pintó su primer cuadro.

“Es uno de los artistas asturianos más interesantes de la generación nacida en los años 40”, explica Alfonso Palacio, director del Museo de Bellas Artes de Asturias. “Aunque comenzó su carrera como pintor a principios de la década de los 70”, continúa Palacio, “su aportación más importante al arte asturiano es como escultor, especialmente con su serie de ingenios que realizó en las décadas de los 80 y los 90. Sus carracas y sus boyas de señales suponen una fusión muy interesante de arte, etnografía y antropología, que le servían para reflexionar sobre aspectos ligados al territorio y que reunían además una vocación lúdica y una complicidad con el viento, el agua... los sonidos de la naturaleza”.