A veces las recetas más sencillas son las que más triunfan. Y sobre todo si la receta, además de muy fácil, es sabrosa. Es el caso de la propuesta que te traemos hoy (recuerda que puedes encontrar todas las ideas en nuestra sección de Gastronomía), combina la facilidad de la elaboración que no presenta dificultad alguna con los ingredientes localizables en cualquier supermercado (puede que incluso ya los tengas en casa) y que, además, es una propuesta saludable y para todos los públicos que puedes disfrutar tanto si quieres un postre como si lo que necesitas es algo para desayunar. Vayamos paso por paso para mostrarte cómo hacer este bizcocho de limón.

Lo primero: los ingredientes. (Si te resulta más fácil al final de esta información tienes un vídeo en el que te lo resumimos en apenas 26 segundos). Para esta receta vamos a necesitar 125 gramos de azúcar, 180 de harina, tres huevos, un limón, un sobre de levadura (unos 16 gramos más o menos para que suba la mezcla), una cucharada de aceite, un yogur y un poco de sal.

Hacer toda la mezcla tal y como puedes ver en el vídeo te llevará menos de cinco minutos. Para lo que tendrás que esperar, eso sí, es para que toda la mezcla suba en el horno. Para eso tienes que ponerlo a 180 grados durante aproximadamente unos 40 minutos. Como cada horno es diferente no te olvides de ir poco a poco vigilando la mezcla para que así puedas cerciorarte de cuando está hecho del todo y puedes ya disfrutarlo. Recuerda probarlo cuando aún está caliente, es como mejor sabe. Esperamos que lo disfrutes y que sorprendas a la gente que vaya a tu casa o que puedas ofrecer un buen desayuno gracias a nuestra receta.

Recuerda que hace días también te contamos (en este enlace lo puedes ver) cómo puedes hacer unos ricos Rolls de canela y un poco antes (en este otro enlace puedes acceder a la receta) te mostramos una tarta de manzana de lo más sano y natural que también puedes hacer en casa sin demasiado esfuerzo. Meterte a la cocina y ponerte a cocinar es sólo, en buena medida, una cuestión de actitud. No digas que no puedes sin haberlo intentando. Como en todo en la cocina conviene empezar, eso sí, con cosas fáciles que te permitan soltarte para luego ir mejorando poco a poco.