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SIRI HUSTVEDT | Escritora

"Los jóvenes que exigen abordar el cambio climático me causan admiración y esperanza"

"Este premio llega con una princesa, en un lugar hermoso, con música y buena comida, y gente notable haciendo cosas portentosas en el mundo, por lo que diría que es mágico"

Siri Hustvedt.

La escritora Siri Hustvedt tiene una cita en Asturias el día 18 para recoger el premio "Princesa de las Letras", un galardón que, como reconoce en declaraciones concedidas a LA NUEVA ESPAÑA, es "mágico" porque "llega con una princesa, en un lugar hermoso, con música y buena comida y gente notable haciendo cosas portentosas en el mundo". A Hustvedt (Northfield, Minnesota, 1955) le espera una semana asturiana muy intensa: compartirá un encuentro con participantes en clubes de lectura de toda España en el Palacio de Congresos de Oviedo, y otro con estudiantes dentro del programa escolar "Toma la palabra", ambos el martes 15 de octubre. También protagonizará un acto público en el teatro Jovellanos de Gijón, el miércoles 16. Hustvedt viajará con su marido, Paul Auster, que en 2006 ganó el mismo premio, y su hija, la cantautora Sophie Auster, que, además, dará un concierto en la Fábrica de Armas de Oviedo.

- La entrega de los Premios de este año es histórica pues contará, por primera vez, con la presencia de la heredera de la Corona. ¿Qué significa para una creadora como usted, acostumbrada como todos los escritores a trabajar la mayor parte del año en soledad, este reconocimiento público en Asturias, tierra de la que usted afirma guardar entrañables recuerdos?

-Todo escritor precisa de soledad para escribir, pero resulta que yo he publicado un montón de libros y he viajado por los Estados Unidos y Europa de gira promocional. También doy charlas de manera habitual en conferencias de índole académica, por lo tanto una ermitaña no soy. Lo que significa para mí el ganar el premio "Princesa de Asturias" no es en absoluto complicado. Me siento honrada y feliz de que mi labor, tanto la narrativa como la no ficción interdisciplinar, haya sido reconocida.

- Su admirado Charles Dickens escribió al principio de "Historia de dos ciudades": "Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación". ¿El mundo actual podría suscribirlo?

-Las famosas frases con las que Dickens abre sus narraciones podrían describir cualquier época y todas las épocas lo cual, por supuesto es la parte troncal de su ingenio. Paralelamente existen épocas históricas que quedan marcadas por "mejores" y "peores" determinados. Vivimos en un tiempo en el que ciertos hombres antidemocráticos poderosos proliferan por todo el mundo, pero la esperanza de un cambio gradual también crece a la par, en un momento en el que la crisis ecológica se cierne sobre nosotros y existe un clamor generalizado para que se actúe ya. La desesperación es una emoción que no conduce a parte alguna. Es un renunciar a la vida. Y eso es espantoso. Cuando observo los cientos de miles de jóvenes que se manifiestan por las calles en las ciudades de todo el mundo para exigir a sus gobiernos que aborden el cambio climático, yo, al menos, no siento desesperación sino admiración y esperanza.

- ¿Los premios, el reconocimiento, pueden ser un enemigo de un creador por la súbita y permanente actividad extraliteraria que conllevan, y, en su caso, por la falta de tiempo para afrontar su nueva novela o esos ensayos que tiene en mente?

-Tengo 64 años. De tener 25, el reconocimiento podría enturbiar mi paz espiritual, pero a mi edad es agradable sin más. Mi ambición es seguir con vida lo suficiente como para escribir la próxima novela y esos ensayos que menciona.

- Tanto usted como Paul Auster y su hija Sophie son grandes lectores (en voz alta a veces) de los cuentos de hadas. ¿Se podría decir que recibir un premio de una Princesa encierra algún significado poético que entronca el galardón con algunas de sus pasiones como creadora y lectora?

-Sí, a toda la familia le encantan los cuentos populares y de hadas, de todo tipo y de muchas culturas. Los reyes, las reinas, las princesas y los príncipes son a menudo personajes de tales historias, al igual que los campesinos, los granjeros, los herreros y los sastres. Son, sin embargo, narraciones de encantamientos, y este premio llega con una princesa, en un lugar hermoso con música y buena comida y gente notable haciendo cosas portentosas en el mundo, por lo que diría que es mágico.

- Siguiendo con el símil de los cuentos de hadas, ¿cuáles son los grandes ogros a los que se enfrenta hoy la literatura, y, por ende, la industria literaria? ¿El desinterés de las autoridades políticas? ¿La abundancia de ofertas de ocio (videojuegos, televisión, cine, redes sociales?) ¿Hay algo que un autor pueda hacer desde su pequeño mundo para mejorar esa situación?

-La narrativa es un modo de pensamiento. No existe cultura humana sin una historia que contar. Las películas, las series de televisión, los videojuegos de cualquier tipo son narrativas de distinta formas, algunas desgarradas y otras más complejas. Puede que la novela haya alcanzado su punto culminante en el siglo XIX, cuando había menos competencia, pero no ha desparecido, como tampoco lo ha hecho la lectura. La impresión no desaparecerá. Dicho lo cual, la ficción es una forma de conocimiento infravalorada. Estoy involucrada con gente de la comunidad académica y científica que investiga cómo determinados libros han cambiado la vida de las personas y cómo la lectura tiene beneficios terapéuticos. Utilizo trabajos de literatura en el seminario que imparto para los psiquiatras del Weill Cornell Medical College donde soy profesora de psiquiatría, a modo de formular preguntas en la práctica psiquiátrica.

- Leí unas declaraciones suyas en las que afirmaba que los escritores masculinos tienen el mismo número de lectores hombres y mujeres, mientras que las escritoras son leídas principalmente por mujeres.

-No hay misterio alguno en el hecho que los hombres lean menos ficción que las mujeres o que a los hombres no les guste consumir ficción escrita por mujeres, sino que prefieren escritores. Y no lo digo yo sino que está basado en estadísticas. El problema es de autoridad en la cultura. La ficción y las artes en general se ven como afeminadas, lo cual disminuye su valor cultural. La no ficción se considera más masculina y seria. Una novela de un hombre masculiniza la forma. Cuando un hombre lee un libro escrito por una mujer, debe reconocer su autoridad, rendirse ante la voz del libro y esto es percibido por algunos (no todos) como un acto de sumisión ante una autoridad femenina y, por lo tanto, resulta emasculador. Es ridículo, pero cierto. Tomar conciencia de esta estupidez nos ayudará a superarlo.

- Recordaba usted, sorprendida, que los papeles femeninos en el cine de los años 30 eran mejores que los actuales.

-No me sorprende que los papeles fueran mejores en las películas de Hollywood para las mujeres de los años 30. Era una época mucho más creativa en el cine estadounidense. Además, creo que la idea del progreso es un mito corrosivo. Las cosas no necesariamente mejoran. Existen innumerables ejemplos en la historia de mujeres que pierden libertad en vez de ganarla.

- ¿Cómo se logra hacer magia con la literatura? ¿Podría compartir con nuestros lectores su secreto, su truco o su hechizo (de cuento de hadas)?

-La trascendencia en la literatura se crea entre el lector y el texto. Es un acto colaborativo. El lector ideal es aquel que se encuentra relajado y abierto a la alteridad de las palabras impresas en la página, a su poder transformador. Crear un libro también requiere relajación y aceptación del material que la escritora descubre mientras escribe. Lo cierto es que a veces se produce una coincidencia y entonces surge la magia entre el escritor y el lector.

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