Cuatro jóvenes creadores, cineastas pujantes que proponen sendas miradas refrescantes, coparon ayer el protagonismo en el FICX. Unos directores que amplían los horizontes, exteriores e interiores, del cine español, vertiendo su mirada , sin atisbo de ira, sobre un pasado, familiar o colectivo, marcado por el conflicto y/o el duelo.

El hispano-chileno Théo Court, director de "Blanco en blanco", pasó por la mañana por el Antiguo Instituto. "La película surgió a raíz de que conocí la serie fotográfica de Julio Popper, colonizador rumano de la Tierra del Fuego y perpetrador de las primeras matanzas", explica Court. Esas matanzas son las del llamado "genocidio selknam", la guerra de exterminio emprendida por los ganaderos que colonizaron la Isla Grande contra la población indígena, a finales del siglo XIX. A través de arquetipos propios del western, Court construye una historia que, como él mismo reconoce, le interesa en tanto en cuanto "habla del pasado para hablar del presente", y le permite poner la mirada "en el mundo de hoy, con la sensación de generar una mirada totalmente emancipada de los sistemas de poder". Desde esta perspectiva, Court se muestra entre preocupado y esperanzado ante la situación que atraviesa Chile, donde las protestas masivas han logrado una revisión de la Constitución, heredada de la dictadura: "Estamos a la espera de ver lo que ocurre, es evidente que es necesario un cambio en el país".

La revisión del pasado, aunque en su caso un pasado familiar, es también la clave de "Video Blues", ópera prima como directora de Emma Tusell. A partir de unos vídeos grabados por su padre, que falleció cuando tenía diez años, Tusell emprende una búsqueda personal, profunda y desgarradora. "Me he desnudado en esta película, he contado cosas que no había contado a nadie. Aún me da cierto pudor verla con público, es difícil, pero también satisfactorio", sostiene.

Alberto Dexeus, que codirige con Ànnia Gabarró "Les Perseides", vierte también su mirada sobre el pasado, aunque en este caso se trata de reflexionar sobre la memoria histórica y sobre el recuerdo de una Guerra Civil cuyas cicatrices llegan hasta el presente. Algo para lo que encontraron la complicidad de la jovencísima actriz Nora Sala-Patau, que rodó el filme con 13 años sin saber nada del conflicto: "Aún no lo he estudiado en la escuela", confesó la intérprete.

España vaciada

Los pueblos de la conocida como "España vaciada" tienen "un punto bucólico por el que, como cineasta, me sentí atraído". Así lo explica el cineasta español afincado en Amsterdam Juan Palacios, que optó por volver al pueblo en el que veraneaba de niño para grabar su segundo largo: "Meseta". En el filme, el director se centra en el día a día de pueblos que apenas cuentan con una docena de habitantes. "Existe una fricción entre la visión romántica que la gente urbanita tiene del lugar y la realidad", explicó ayer en una charla con público. La misma confrontación que existe en su cabeza entre los recuerdos de juventud, en los que el pueblo "significaba libertad y aventura" y la sensación de que "el mundo de mi abuelo se desvanece por completo".

Una dicotomía muy presente en el filme, sorprendentemente divertido, merced a su "mosaico de personajes, a cada cual más particular y especial", desde dos niñas superdotadas a un pastor de ovejas o un anciano típicamente rural. "Quise articular la problemática de los pueblos que se están muriendo a través de la cámara", explicita Palacios, contraponiendo "lo terrenal y el progreso, que les pasó por encima".