Un modelo de Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) con "personalidad propia". Son las palabras que utilizó ayer Lara Martínez, gerente de Divertia y del Teatro Jovellanos -empresa municipal de la que depende el mayor certamen cinematográfico del Principado-, para anunciar la "revisión y actualización" de una cita que acaba de cerrar su quincuagésima séptima edición.
No hubo complacencia en las manifestaciones de Lara Martínez, concejala socialista en el anterior mandato presidido por Carmen Moriyón, de Foro, y aupada por el nuevo gobierno del PSOE que encabeza Ana González a uno de los puestos de mando de la cultura gijonesa. "La última edición no ha sido mala y seguramente tampoco la mejor", afirmó. Y aún más: "Se han hecho cambios que debemos valorar, y lo haremos así dentro de una revisión general del papel que ha de tener la cultura en Gijón".
Es cierto que la última edición del FICX no ha sido enteramente resultado de la gestión del PSOE, que recuperó el gobierno de Gijón en las últimas elecciones municipales, después de dos mandatos en la oposición. Pero la cita ha sido coherente, incluso de manera notable, con el planteamiento con el se pusieron las riendas del festival en manos de Alejandro Díaz Castaño hace tres años. "Ese puesto no tiene nombres propios y ha de responder a las políticas culturales que plantearemos", señaló, sin dejar claro si está satisfecha con la labor desempeñada hasta la fecha por un director del que se ha elogiado su capacidad para devolver al FICX su identidad.
"A mí no me gusta vivir de la nostalgia y los festivales (de cine) tienen que ser reflejo de un estado de ánimo", hizo resaltar Lara Martínez, una vez más sin refugiarse en la satisfacción por lo que serán, casi con toda seguridad, buenos resultados de la quincuagésima séptima edición. Todo indica, según distintas fuentes del FICX y a falta del balance que se explicará en los próximos días, que este año hubo más espectadores y mejores cifras de taquilla que en 2018. "No son lo más importante, sino lo que queremos hacer; y eso es lo que tenemos que analizar", añadió la gerente.
Lara Martínez relacionó esta revisión del FICX con un debate mucho más amplio, impulsado por el equipo de la alcaldesa González, para devolver a Gijón, desde los nuevos tiempos, el dinamismo cultural que tuvo la ciudad a partir de los años noventa y hasta más allá de entrado el siglo. "Es el reto, y el Festival de Cine entra dentro de ese capítulo de revisión cultural", insistió.
"Vamos a plantearnos qué festival tenemos y qué festival queremos; es posible que eso implique mayor compromiso presupuestario: hay que analizarlo todo", dijo abiertamente. ¿Por ejemplo? "No sabemos si queremos o no que una plataforma como Netflix protagonice la gala de apertura del FICX, como ocurrió este año, porque lo cierto es que, aceptando que es una nueva forma de consumo cultural (las plataformas digitales bajo demanda), ha habido debate y opiniones cruzadas sobre si hay que ofrecer ese espacio de relevancia", argumentó.
"Analizaremos esa cuestión y otras más, porque queremos hacer un festival que sea capaz, desde la programación de un cine no comercial, de atraer públicos nuevos", señaló Lara Martínez. La necesidad de llegar a los espectadores que rondan los veinte años es preocupación de los responsables de casi todos los festivales de cine. Muchos jóvenes han desertado de las salas y han optado por ver películas en otras pantallas. Díaz Castaño está de acuerdo en que el FICX debe enganchar a las nuevas generaciones, según manifestó en una entrevista publicada por este diario el pasado día 10.
Hay un año por delante para comprobar cómo se materializa ese rumbo esbozado por Lara Martínez. La edición del FICX que se cerró ayer ofreció 175 películas y exposiciones como la dedicada a la obra fotográfica de David Lynch. El gran premio del jurado fue para el director lisboeta Pedro Costa. El "Nuevu Cine Asturianu" dio otro importante paso.
