Israel Elejalde (Madrid, 1973) es productor, director de escena y, sobre todas las cosas, actor. En esta última encarnadura viaja mañana viernes a Avilés: el Niemeyer acoge la representación de "Los mariachis" (20.30 horas), lo penúltimo de Pablo Remón. Elejalde, que es desde hace cuatro años uno de los directores del Pavón Kamikaze -uno de los centros culturales privados más prestigiosos del país-, tiene previsto regresar a Avilés con "Ricardo III" y con "Traición", de Harold Pinter.
- No para.
-Es lo que te da El Pavón. Hay que ser hiperactivo para llenar de programación nuestro teatro. Trabajo mucho, pero me gusta mucho trabajar.
- Vamos por partes: "Los mariachis" es una comedia sobre la corrupción.
-Es eso y es también un texto de Pablo Remón a quien considero uno de los hombres de teatro más destacados que ha dado este país en los últimos diez años. Viene del cine y eso se nota en su visión tan "sui generis" de concebir el teatro. Siempre me emociona: porque es certero en su visión de España y de los españoles y también por su espíritu crítico.
- ¿Y lo de la corrupción?
-El protagonista es un "mariachi", que es como se llaman a los testaferros de las sicav, las empresas creadas para librarse de los impuestos. En España estuvo legitimada la corrupción, pero no sólo de cuarenta años para acá. A lo largo del siglo XX el caciquismo se ha movido sin miedo a nada.
- Mire el caso de los ERE o de la Gürtel.
-Soy más optimista. Daba la sensación de que hasta ahora habíamos vivido en la Restauración, en esa época en la que el clientelismo dirigía la sociedad. Con estos casos, me parece que los ciudadanos despertamos: ser corrupto ya es un estigma... antes parecía que si uno no chupaba era porque ser idiota.
- Lo petaron con "Ricardo III".
-La verdad es que sí: un éxito de crítica y público. Hicimos un espectáculo que merece mucho la pena.
- ¿Mola ser malvado?
-Todos los actores, cuando estamos en la Escuela, queremos hacer a un tipo como Ricardo. Representar la maldad es una oportunidad que todos ambicionamos. Ricardo ha nacido para ser malvado. Es un tullido, pero un tullido mental. La sociedad de Shakespeare tiene mucho que ver con la nuestra: hay que alcanzar el triunfo a toda costa.
- ¿Habrá quinta temporada en El Pavón?
-Está por decidir. Nos queda un año de contrato de alquiler del teatro. Luego vendrá la revisión. Lo que sucede es que rompimos relación con el casero: el alquiler que nos pide es sobredimensionado, nos engañó.
