No sé si usted, viejennial carbonizador, sentirá ya las orejas calientes, pero Greta Thunberg está muy cerca de España, lista para asistir a la Cumbre del Clima que comienza el lunes en Madrid, donde, como una abuela, esta adolescente sueca nos reñirá a todos por seguir gaseando a la Tierra. La líder de Extinction Rebellion, el movimiento mundial -sobremanera juvenil- que trata de movilizar a la sociedad para frenar el cambio climático, estaba ayer, en el momento de redacción de estas líneas, al noroeste del archipiélago portugués de Azores, a 1.140 millas náuticas (unos 2.100 kilómetros) de Lisboa. Sabrán que la lideresa descarbonizadora, por no contaminar con aviones, sólo viaja en catamarán. La trae de vuelta a Europa la pareja australiana formada por Riley Whitelum y Elayna Carausu, que se dedica a navegar por el mundo y a contarlo por Youtube desde "La Vagabonde", un catamarán de 15 metros de eslora. Una vez en Lisboa se desconoce por qué medio no contaminante conseguirá llegar Greta a Madrid, habida cuenta de que también el ganado -entre el que se incluyen animales domesticados para el acarreo, como los burros - también es culpable del cambio climático por la emisión incontrolada de flatulencias.
Pero eso es lo de menos. Greta llegará a Madrid, seguro, y podrá emitir a la atmósfera una de sus broncas en favor de una lucha que, además, inició una mujer. Según divulga en la plataforma científica digital "The Conversation" Manuel Peinado Lorca, catedrático de Ciencias de la Vida de la Universidad de Alcalá, la primera científica en hablar sobre el calentamiento del clima por causa del CO2 fue la estadounidense Eunice Newton Foote (1819-1888), quien ya en la octava reunión anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), en 1856, lanzó la teoría de que "incluso aumentos moderados en la concenttación de dióxido de carbono atmosférico podrían provocar un calentamiento global significativo". Newton Foote, cuyos trabajos fueron despreciados, se adelantó en tres años al físico irlandés John Tydall, a quien se le atribuye el descubrimiento del impacto de los llamados "gases de efecto invernadero".
La cumbre del clima de Madrid -25.000 personas, lo que elevará las emisiones contaminantes en la capital- se celebra a un paso de la obligatoria implementación, en enero de 2020, del Acuerdo de París. Por ello, en esta cita tendrán que concretarse los mecanismos para mantener el aumento de temperatura por debajo de los 2 ºC para evitar el desastre. Además, la cita contra el calentamiento llega caldeada por el último informe del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), donde sus autores apretaron el botón del pánico: si queremos mantener el calentamiento global por debajo de los 2 ºC habrá que reducir las emisiones de efecto invernadero un 7,6% cada año a lo largo de la próxima década. Es decir, con los compromisos actuales el aumento de temperatura será de 3 a 3,2 ºC. Si queremos mantenernos en un calentamiento entre 1,5 y 2 ºC la reducción de emisiones tendrá que ser entre tres y cinco veces mayor de lo previsto. Es eso o que Greta nos ponga de vuelta y media. Otra vez, viejennials.
