El "Retrato de Gaspar Melchor de Jovellanos" que Francisco de Goya pintó en 1798, el segundo que el artista dedicó al gran ilustrado asturiano (el primero de esos cuadros, firmado en 1781, está en el Museo de Bellas Artes de Asturias) regresará al Museo del Prado en la mañana del próximo martes. Aún se puede contemplar en el Museo Casa Natal Jovellanos hasta el domingo. Para esa fecha, habrán visto ese lienzo a lo largo del mes que lleva expuesto en la citada instalación de Cimadevilla, en Gijón, más de 6.000 personas.
Es la cifra que dio ayer la directora de los museos de Bellas Artes gijoneses, Lucía Peláez, muy satisfecha con el programa del Museo del Prado ("De gira por España"), desplegado a lo largo de este año con motivo del bicentenario de la gran pinacoteca nacional. Ha permitido exponer por primera vez en la casa natal del ilustrado gijonés un retrato que está considerado por los estudiosos como una obra maestra.
"Ha sido muy gratificante: ha hecho de nuestro museo un punto de referencia; nos ha llamado la atención las numerosas personas que gracias a la exposición de este cuadro han descubierto la instalación", explicó ayer Lucía Peláez. La media de visitantes diarios a lo largo de este mes ha superado las doscientas personas. Y, además, las actividades que se han organizado como complemento a la muestra de este lienzo -incluidas varias visitas guiadas- ha tenido una alta participación. "En todas, hemos tenido que dejar gente en reserva", indicó la directora.
La exposición se abrió al público el pasado 8 de noviembre. Fue en un acto en el que intervino, junto a la alcaldesa de Gijón, Ana González, y Lucía Peláez, el director del Museo del Prado. "Este retrato de Jovellanos toca el corazón de todos los gijoneses", dijo entonces Miguel Falomir. Describió el óleo de Goya como una obra "maravillosa" y aseguró que mostrar la pieza en la misma casa natal del gran polígrafo asturiano era el "mejor colofón" a "De gira por España".
"Ha tenido una gran repercusión, claro, porque era la primera vez que esta obra se colgaba en el lugar preciso donde nació Jovellanos", hizo resaltar ayer Lucía Peláez. El cuadro viajó a Gijón en dos ocasiones anteriores, con motivo de sendos acontecimientos jovellanistas. Pero es cierto que hay un interés añadido en esta tercera exposición: la de ver el retrato en las habitaciones familiares de la casona del ilustrado, en Cimadevilla. "La verdad es que esperaba que tuviera repercusión, pero no una experiencia tan positiva y ver a tanta gente nueva entrando por nuestro museo", añadió la directora.
