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Desmotivación, angustia y ansiedad, los síntomas del "quemado laboral"

La tesis doctoral de María Baldonedo, licenciada en ADE, analiza el riesgo psicosocial del personal sanitario expuesto a un estrés crónico

La joven María Baldonedo, durante la lectura de su tesis doctoral. U. O.

¿Trabaja en una profesión sanitaria y sufre cambios en el estado de ánimo, desmotivación, falta de energía y rendimiento o agotamiento emocional? Podría estar sufriendo el síndrome del "burnout" o del "trabajador quemado", un trastorno reconocido por la Organización Mundial de la Salud que responde al estrés laboral crónico. Hay múltiples factores que pueden conducir a un empleado a sufrir "burnout": sobrecarga de trabajo, expectativas demasiado altas o falta de directrices claras por parte de los responsables de una empresa.

María Baldonedo Mosteiro, licenciada en Administración de Empresas, diplomada en Turismo y ahora doctora internacional por la Universidad de Oviedo, acaba de completar su tesis doctoral sobre "Presentismo, estrés, fatiga por compasión y burnout en profesionales de la salud". El trabajo -realizado por el sistema de compendio de publicaciones- revela cuáles son las consecuencias psicológicas que sufren los profesionales de la salud por el contacto frecuente con situaciones traumáticas. El trabajo en un contexto de urgencia y emergencia les hace susceptibles de interiorizar el dolor de sus pacientes, lo que potencia la "fatiga por compasión", indica Baldonedo. Esa realidad fue la que la llevó a querer evaluar la situación de los enfermeros así como la asociación de estos síntomas con las características demográficas y/o profesionales. Aprovechando una estancia internacional en Portugal, la joven vio la necesidad de conocer y comparar los niveles de estrés de los enfermeros de España y Portugal para realizar sus tareas. De un lado, el Hospital de Oporto; del otro, el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), incorporando variables sociodemográficas y laborales.

En Asturias, las enfermeras con contratos precarios, apunta Baldonedo, presentan altos niveles de "burnout", así como las mujeres jóvenes, con poca experiencia profesional y sin actividad de ocio, que arrojan en el análisis niveles altos de estrés traumático secundario. En cuanto al "burnout", los auxiliares de enfermería presentan mayor cansancio emocional que los enfermeros, por ejemplo. "En Portugal, las situaciones más estresantes son las relacionadas con la falta de apoyo", subraya. En España fue sobre todo la edad la que presenta correlaciones negativas con el estrés, "en especial en mujeres sin hijos", remarca. A juicio de la joven doctora, el reconocimiento de estos síntomas por la Organización Mundial de la Salud es "un paso, pero queda mucho camino por recorrer. Falta mayor concienciación para tomarse en serio el problema e intentar ponerle remedio". Y añade: "Un hospital que no cuida de la seguridad, la salud y el bienestar de sus trabajadores no puede ser un hospital seguro para sus pacientes".

Calidad de los cuidados

En sectores como el sanitario, el cumplimiento del horario es parte inherente de la profesión. Pero, además, se enfrentan constantemente a situaciones estresantes, apunta la nueva doctora, que a largo plazo perjudican su bienestar psicológico teniendo implicaciones en su salud. Todo exceso de interpretación emocional desproporcionada del problema que tratan lleva consigo consecuencias a nivel físico y psicológico, lo que influye en el ambiente de trabajo y puede llegar a repercutir en la calidad de los cuidados prestados al paciente.

Maestros, funcionarios de prisiones, policías, trabajadores sociales y, en general, personas que trabajan en contacto directo con los usuarios son susceptibles de sufrir el síndrome, caracterizado por agotamiento emocional, la pérdida progresiva de energía, desgaste, fatiga y una despersonalización manifestada por un cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás con irritabilidad y pérdida de motivación hacia el trabajo, cuadros de ansiedad o sensación baja de realización personal, con sentimientos de fracaso y baja autoestima. "Si un profesional está estresado, cansado, agotado... lógicamente va a tener más posibilidades de cometer errores, como, por ejemplo, a la hora de administrar medicamentos", advierte la joven.

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