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EDU CARRILLO | Artista plástico

"Oviedo tiene una oferta cultural guay, suficiente para un 'tímido' al que le gusta hacer cosas"

"Las ciudades grandes me hacen sentir más encerrado; aquí estoy tranquilo, como un adulto que se busca las lentejas"

Edu Carrillo, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Edu Carrillo (Santander, 1995) está en la ebullición plástica y musical que está viviendo Oviedo, dentro de su crisis y su carácter de ciudad envejecida. Se crio en Santander, hizo Bellas Artes en Salamanca y lleva 3 años en Oviedo.

- ¿Qué tal está usted?

-Siempre intento que el presente sea un buen momento. Vivo de mi profesión, como todos los días y tengo familia y amigos que me apoyan.

- ¿Qué tal vive de lo que hace?

-A duras penas, pero contento porque hago lo que quiero. Soy pintor de cuadros, pero decoro bares, fiestas, hago diseño gráfico... Mi trabajo es estar en el taller, donde pasan muchas cosas: escultura, grabado y performances privadas.

- ¿Cuántas horas?

-Depende del día, de los materiales, de mi ánimo.

- ¿Qué ambiente tenía usted en su casa?

-Se daba importancia a lo artístico, a fijarse en las cosas bonitas. Mi padre, Eduardo, es encuadernador y fue escultor. Mi hermano mayor, David, de 1987, es diseñador gráfico y pintaba grafitis. El mediano, Víctor, de 1992, hizo Bachiller de Arte y es encuadernador. Siempre hemos estado unidos. Mi madre, Marisa, que fue un ama de casa con gusanillo de estudiar y lo hizo en cuanto nos tuvo criados, escribe poesía y dibuja para sí.

- ¿La encuadernación desaparece?

-Mi padre trabajaba mucho para la Universidad y otras instituciones. Cuando empezó la crisis fue del primero que prescindieron. Mis hermanos cogieron el testigo, unieron el diseño y les va bastante bien con una encuadernación de mucha calidad, de objeto de lujo, único. Viven los dos de eso.

- ¿Bellas Artes en Salamanca era un objetivo claro?

-Dudaba si hacer un módulo de diseño y fue una decisión del último momento porque otros estudiantes me hablaron de la facultad.

- Hizo grafitis a los 12 años.

-Iba con mi hermano a aprender de cómo lo hacía. En casa teníamos un par de muros y había conocidos que nos dejaban pintar. Los grafiteros de verdad me odiarán porque siempre hice grafiti legal.

- Siempre ha vivido en ciudades de tamaño mediano. ¿Qué tiene Oviedo de distinto?

-Me gustan las ciudades pequeñas. Las grandes me hacen sentir más encerrado. Aquí estoy de puta madre. Santander es mi ciudad, la familia, la adolescencia. Aunque está cerca, no voy tanto como les gustaría a mis padres. No falto a los eventos y las fiestas largas, pero no aguanto mucho allí, por muy a gusto que esté, porque el trabajo y los amigos están aquí.

- Salamanca.

-Fue no vivir con mis padres, pintar, salir con amigos, ir de fiesta, una vorágine de experiencias nuevas que me mantuvieron en agitación. En Oviedo estoy más tranquilo. Empiezo a ser un adulto que se busca las lentejas, aunque mis padres me ayudan y quieren ayudarme.

- ¿Cuál es su círculo aquí?

-Mi mejor amigo, Manu García, al que conozco desde la carrera, por el que vine aquí para seguir pintando y compartir el taller y su familia, que es casi como la mía por la forma en que me han acogido. Germán, mi compañero de piso y mi otro mejor amigo, músico en "Mingote" y productor. Ana es la otra compañera de piso que acaba Pedagogía... Tenemos una piña guapa que anda por El Fartuquín, el Sol y Sombra y La Salvaje.

- Usted es un pintor en un ambiente de músicos.

-Somos amigos que nos relacionamos entre tres grupos musicales: "Alberto y García", "Tigra" y "Mingote". Si hay un concierto de uno vamos todos. Toqué tres años la trompeta en el grado elemental del Conservatorio, pero lo dejé porque no me sentía a gusto, pero me encanta la capacidad de los músicos de improvisar y de crear un buen momento.

- ¿Cómo ve Oviedo?

-De animación y oferta cultural, bastante guay. Quizá porque estoy descubriendo conciertos, exposiciones y artistas, hay bastantes espacios, ofertas y un movimiento guay. El Museo de Bellas Artes me flipó. De la última planta puedo "robar" más cosas, pero los artistas asturianos de la segunda también me gustan mucho, he visto exposiciones temporales... Las salas 451, el estudio de Pablo de Lillo y lo que abre nuevo son las que nos han dado el mejor trato, sobre todo Pablo, que es un amigo.

- ¿Es suficiente?

-No siento necesidad de llamar más la atención. Soy un "tímido" al que gusta hacer cosas.

- ¿Qué cosas?

-Pinto imágenes que intento que tengan una estética que mezcla muchos estilos, naif, pop, expresionista, infantil, divertida. No quiero que sea biográfica o narrativa pero sí plasmar sensaciones, vivencias, a veces no van más allá de una flor, un animal. Cambio rápido la movida porque me aburre o porque algo llama más mi atención. He dado saltos y mantenido la velocidad continua.

- ¿Es de carácter?

-Un profesor de la carrera nos metió en la cabeza la huida hacia delante, que un gesto no te sepa a resabio, mantener la frescura, probar cosas nuevas y si fallas, fallaste. A veces te estampas y pasas temporadas en que no sale nada o que no estás a gusto con lo que estás haciendo y tienes que buscar el quiebro hacia algo con lo que estés contento.

- ¿De dónde saca más ideas?

-De mis amigos y de vivir cosas más que del cine y las series. No soy muy fiestero, aunque de vez en cuando hay que quemar un fin de semana.

- ¿Qué límite pone a esta fase?

-No lo sé. No hicimos un máster porque queríamos ponernos a trabajar más sin tutela ni control. No tengo plazo. Notaré cuando se acabe o haya que moverse. En infraestructura y calidad de vida estoy genial aunque sé que hay que buscar, salir y conocer gente.

- ¿Cómo se ve en diez años?

-Tengo el pensamiento punki de "no hay futuro", pero es imposible no hacer cábalas y tener ambiciones. Mientras siga pintando, estaré feliz. No sé si en Oviedo, donde estoy muy a gusto, exponiendo, alguna beca, algún proyecto con una institución más grande. Espero no vivir peor.

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