Oviedo, Andrea G. TORRES

La actuación del pianista Sir András Schiff, esta tarde a las 19 horas en el Auditorio de Oviedo, es una de las citas más esperadas de la temporada musical ovetense. El pianista de origen húngaro protagoniza el primer concierto de este 2020 dentro del ciclo de las Jornadas de Piano "Luis G. Iberni". El recital de esta tarde está dedicado íntegramente a Bach, cuyo legado para instrumentos de tecla ha sido determinante en la exitosa y dilatada trayectoria artística de Schiff, hasta el punto de convertirse en uno de sus autores de referencia. El programa elegido incluye varias de sus obras más representativas, como el Concierto "Italiano" en fa Mayor, BWV 971, la Obertura en estilo francés en si menor, BWV 831, y una selección de las Variaciones Goldberg, BWV 988.

András Schiff no duda en reconocer a LA NUEVA ESPAÑA que tiene una especial predilección por la música del compositor alemán. "Bach es la cumbre de la música, siempre ha sido todo para mí. Es algo que no tiene explicación", afirma mientras clasifica la complejidad de su discurso musical en el que confluyen "elementos emocionales, intelectuales y espirituales en perfecta armonía".

En relación a las Variaciones Goldberg, se refiere a ellas como un "tour de force" para el intérprete: "Un aria inicial de una belleza exquisita en la que la voz más grave adquiere todo el protagonismo y de ella nacen las 30 variaciones". Para Schiff, cada variación es "una pequeña obrita en sí misma y con su propio carácter". Algunas "contienen motivos de canciones populares alemanas, otras se emparentan con las danzas y otras son tremendamente virtuosísticas", explica.

El pianista, nacido en 1953 y que comenzó su formación musical con cinco años, tiene claro que el virtuosismo no reside en el número de notas que se tocan ni en la rapidez de la interpretación. "El virtuosismo aparece cuando el intérprete consigue dar un sentido a cada una de las notas de la partitura".

No en vano, Schiff rehuye en sus interpretaciones los excesos, los ademanes exagerados y altamente afectados. Todo lo que sucede sobre el escenario parece estar calculado al milímetro y cada nota cuenta dentro del discurso musical.

El público

"El mercado de la música hoy en día me enfada mucho y a muchos niveles, pero quiero referirme al problema de la renovación del público", subraya. Es conocido el problema sobre la alta media de edad de los asistentes a los conciertos de música clásica. "Creo que nos preocupamos en exceso sobre la falta de gente joven en las salas de conciertos. Tenemos un público más envejecido, pero (en Europa) nos equivocamos al pensar que es un mal que afecta a todo el mundo", explica. "En mi opinión creo que está relacionado con la educación que reciben esos jóvenes. Si en Europa hemos escatimado con la formación musical que reciben esos jóvenes, terminan buscando otros modelos de cultura más baratos y a expensas de la publicidad que reciben". Basa Schiff esta afirmación en su experiencia en Asia, "donde las salas están llenas principalmente de gente joven, ¿por qué?".

Cuando András Schiff habla sobre la educación de los jóvenes, lo hace con conocimiento de causa porque desde años lleva a cabo un proyecto para incentivar a nuevos talentos. "En vez de obligarlos a presentarse a concursos que muchas veces no tienen sentido, yo intento ofrecerles oportunidades para tocar en conciertos y desarrollarse profesionalmente. Y con ello vuelvo al tema del virtuosismo y a preguntar cuál es el modelo por el que deberíamos apostar".