Uno de los grandes logros de la ciencia española del año que acaba de terminar fue darle rostro a los denisovanos, la especie humana que aún vive envuelta en el misterio y que vivió en Siberia y Asia oriental hace unos 50.000 años. A partir del análisis genómico de la falange de un meñique, utilizando un novedoso método, un equipo internacional del que formó parte Tomàs Marquès-Bonet, del Instituto de Biología Evolutiva (IBE), centro mixto de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) y del CSIC, consiguió recrear el aspecto que tendrían estos humanos, hoy extinguidos, y de los que apenas hay restos: una falange de dedo meñique, tres dientes y una mandíbula inferior.

El nuevo método permitió identificar hasta 56 rasgos que caracterizan al homínido de Denisova, 34 de ellos en el cráneo. Los denisovanos tenían la frente inclinada y la cara alargada, un gran arco dental y un cráneo muy ancho. Este logro, elegido por la agencia SINC, como uno de los "hits" de la ciencia española de 2019, supone un paso más en el conocimiento de la evolución humana, una apasionante aventura a la que está dedicada la exposición "Humanos! 6.000.000 años de evolución", con la que se inaugura La Sala de LA NUEVA ESPAÑA (Calle Federico García Lorca, 5, Oviedo) y que se puede visitar hasta el próximo 31 de marzo. Esta exposición, ideal para dar a conocer a los niños los secretos de la evolución humana, está realizada por Proasur y patrocinada por Liberbank, el Ayuntamiento de Oviedo y la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo. La dirección científica de la muestra corre a cargo de Marco de la Rasilla, director de las excavaciones en la cueva de El Sidrón (Piloña), uno de los más relevantes yacimientos de restos de neandertales.