El veto de los padres

El término nace como analogía del código que los padres usan en las plataformas digitales para impedir que sus hijos puedan visionar contenidos que consideran dañinos. En este caso, se trata de una propuesta asumida por Vox e impulsada originalmente por grupos ultraconservadores, como "Hazte Oír" o el Foro de la Familia, para impedir la formación de los alumnos en asuntos vinculados a la salud afectivo-sexual, que ellos consideran impregnados de la llamada "ideología de género".

Cómo funciona

De aplicarse esta medida, que el Gobierno calificó ayer de "censura educativa", la dirección de los colegios tendría que informar previamente a los padres de los contenidos que se impartirán en las actividades complementarias pero dentro del horario lectivo. Los padres, entonces, tendrían que dar su "autorización expresa" y sus hijos, en caso contrario, quedarían exentos de asistir.

Qué materias se vetan

Vox quiere aplicar el "pin parental" en aquellas actividades que "afecten a cuestiones morales socialmente controvertidas o sobre la sexualidad". Traducido, reclaman que los padres puedan impedir a sus hijos que les hable (se les "adoctrine" en terminología de Vox) sobre asuntos relacionados con la identidad de género, el feminismo, la diversidad de las reivindicaciones LGTBI. Según el partido de Abascal estos contenidos son "intrusivos" para la "conciencia" y la "libertad" de las familias.

¿Se puede aplicar?

El Gobierno dice rotundamente que no, pues iría en contra de la normativa educativa de todas las autonomías, contra el artículo 1 de la ley de Educación actual (LOMCE) y contra la ley de Violencia de Género. Para el Gobierno esto es una "censura" de la actividad de los colegios y los profesores, que tienen "autonomía pedagógica". Vox no habla de objeción de conciencia, que realmente es el caso, pues el Supremo ya dictaminó en 2009 que no es posible en casos similares.