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MIGUEL WATIO | Pintor sevillano, expone desde hoy en la galería Cornión de Gijón

"Cada vez me atrae más la geometría para componer los fondos"

"Esta muestra refleja personajes ensimismados que están en la nada, que no van a ningún sitio"

Miguel Watio, junto a una de sus obras. ÁNGEL GONZÁLEZ

El artista sevillano Miguel Watio, afincado en Gijón desde hace años, inaugura hoy, sábado, en la galería gijonesa Cornión la exposición "Camín a niundes". Son treinta lienzos completados por el pintor a lo largo del último año y es la cuarta muestra de este creador en la sala de la calle de la Merced. Un repaso por lo último de su trabajo, que ha ido evolucionando hacia los fondos geométricos una simplificación de las figuras, con el color como protagonista.

- ¿Qué se va a encontrar el espectador en Cornión?

-Una continuidad de la obra que comencé en 2015, con una evolución a su vez de lo que venía haciendo anteriormente. Son obras en las que se refleja un personaje que va caminando solitario, en un trabajo en el que cada vez me estoy volviendo más geométrico. Cada vez me atrae más la geometría para el fondo en el que se desenvuelve el personaje; sobre todo, cuadrados y rectángulos, siempre con colores planos. Me gustan mucho los contrastes de color, jugar con la armonía de color, la composición...

- ¿Hacia dónde lleva el 'Camín' del título de la exposición?

-Es el camino a ninguna parte, porque son personajes que están ensimismados, que caminan en un sitio que no es ningún sitio, están en la nada; con un fondo geométrico, pero no es un lugar en concreto. De ahí ese título, "Camín a niundes".

- ¿Es el reflejo de la sociedad en la que vivimos?

-Sí, es una reflexión de hacia dónde va el ser humano. De todos modos a mí no me gusta mucho explicar significados: yo soy un espectador más ante mi obra, y me gusta que cada uno saque sus propias conclusiones sin aportar mi propio significado con palabras. Que cada espectador interprete a dónde le lleva por sí mismo, más allá de lo que yo pueda decir.

- ¿Un poco pesimista?

-Yo diría realista, teniendo en cuenta que no se trata de un caminar alegre.

- ¿Cómo ha evolucionado su obra en los últimos tiempos?

-Siempre he sido minimalista, mis primeras obras fueron figurativas y estaban en un fondo liso, nunca estuvieron en un contexto paisajístico, en un entorno real, sino en un fondo plano con personajes más concretos, más realistas, partiendo del arte pop. Mi evolución ha ido quitando elementos, ya tenía pocos pero al final he jugado más con una geometría que antes no existía. Antes los personajes estaban en fondo liso, pero en algunas obras de la etapa intermedia empecé a introducir fondos al estilo Mondrian y, al simplificar, el personaje me sobraba tan detallado. Al final se ha quedado en una silueta y resulta más armónico.

- ¿Es la línea de trabajo que se plantea para el futuro?

-Uno nunca sabe, cuando me pongo a pintar la obra me lleva a mí, más que yo a la obra. No sabía que iba a llegar aquí cuando hacía otras cosas anteriormente. Cuando te pones a trabajar, trabajas lo que te apetece, y podría decirte que sí, que la idea puede ser seguir en esa línea de geometrías, pero a lo mejor luego estoy en otro camino.

- Viene del Sur y lleva unos años en Gijón. ¿Le ha influido a la hora de crear?

-Es una pregunta difícil, pero en realidad no creo que haya sido así. Siempre me ha gustado el color, y eso no lo he perdido. Pero es cierto que siempre algo influye, aunque sea simplemente el entorno.

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