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Un asturiano en el foco del virus mortal de China: "Las calles están desiertas"

El periodista Jaime Santirso trabaja Wuhan, una de las cinco ciudades en cuarentena, bloqueada para entradas y salidas

Chinos en un mercado de flores en Hong Kong, ayer, con mascarilla. WILLIE SIAU/ SOPA

El agresivo virus por el que China ha decretado la mayor cuarentena de su historia (41 millones de personas) genera más pánico fuera que dentro de las fronteras del país. Los asturianos afincados en el gigante asiático viven "con normalidad" la expansión del coronavirus, que en poco más de veinte días suma ya 25 muertos y 830 infectados. De momento, en España no hay ningún caso: los dos sospechosos han dado negativo. En Francia, ayer se confirmaron dos casos. Los primeros de Europa. La enfermedad, desconocida hasta el pasado 31 de diciembre, afecta a las vías respiratorias, puede desencadenar una neumonía potencialmente mortal, no tiene cura y se contagia al toser. "No vemos caos. La población está siguiendo al pie de la letra las instrucciones de las autoridades y casi todo el mundo lleva mascarilla", cuentan.

Sobre todo, en Wuhan, el foco de la infección. Esta ciudad de 11 millones de habitantes está blindada desde el jueves. Nadie puede salir, nadie puede entrar. El periodista gijonés Jaime Santirso está en la zona cero: "Las calles están desiertas. Estoy en un hotel a cinco kilómetros del centro y en ese trayecto hoy (por ayer) solo me crucé con cuatro personas. Me muevo a pie, porque el autobús y el metro están cortados, y apenas hay taxis". Santirso vive en Pekín y desde hace unos meses es corresponsal del diario El País en China. A Wuhan llegó el miércoles. "No sé cuándo podré marcharme. No sabemos si la cuarentena durará una semana, un mes o varios meses", agrega. También están en cuarentena otras cuatro ciudades cercanas: Huanggang, Ezhou, Chibi y Zhijiang.

Aunque no cunda el pánico, las exhaustivas medidas de prevención tomadas por el Gobierno Chino han sorprendido a los asturianos. "Son tantas ciudades en cuarentena de repente, que dices: 'Guau'. Pero yo creo que los chinos se han querido curar en salud. Al final es un tema de prestigio", afirma la gijonesa Yolanda González, de 51 años, que tiene una consultoría y vive a una hora en tren de alta velocidad del foco. "El virus me ha pillado en Asturias y coincide que estoy ahora haciendo negocios aquí. Mis compañeros de trabajo chinos me dicen que no vuelva de momento. Así que me lo tomaré con calma", señala la abogada gijonesa, que vive vía Whatsapp la evolución del cornovirus. No para de recibir mensajes. "En mi ciudad, Changsha, se ven estos días matrículas de coches de Wuhan y al chat de la oficina me llegó la imagen de un hombre en un aeropuerto al que llevaban totalmente envuelto en una camilla", expresa. Yolanda González dice que esperará "a ver cómo evoluciona la infección" antes de poner rumbo a China y lo que más le preocupa son los millones de desplazamientos que se producen en el país por estas fechas. Hoy es Año Nuevo.

La crisis del coronavirus ha coincidido, apunta el también gijonés Borja Nava, con unas "fechas malísimas". Estos días tiene lugar la mayor movilización mundial con cerca de 3.000 millones de desplazamientos. "Es exagerado", indica. Nava, de 42 años, es empresario de la iluminación y lleva seis residiendo en una ciudad próxima a Hong Kong, a "unos mil kilómetros de Wuhan". Ayer estaba en Gijón, ya que aprovechó las vacaciones navideñas para volar a Asturias. Mañana volverá a China: "Voy con toda la tranquilidad del mundo. Estoy en contacto con mis amigos por Wechat (similar al Whatsapp) y me llegan muchas memes del coronavirus. No están alterados como se percibe aquí". Según el testimonio de este empresario, "en cuanto se habla de sanidad, la sociedad china sigue todas las indicaciones a rajatabla". Por eso, piensa que el virus "no irá a más": "Se han tomado todo tipo de precauciones". La Organización Mundial de la Salud ha descartado, por ahora, declarar la alerta internacional.

Felipe Sánchez, de 41 años, es otro asturiano afincado en China. Pese a la alarma desatada en los medios españoles, el actual preparador físico de patinaje de velocidad del Comité Olímpico chino, asegura que hasta el jueves en Pekín "no se veía nada raro". Las cosas cambiaron a partir del jueves. "Nos llegó un comunicado del comité pidiendo a entrenadores y deportistas no moverse de sus bases, porque aquí, en Beijing, hay bastante casos de infección por coronavirus. Yo, que estaba fuera de mi base, tuve que viajar en metro y si normalmente la gente lleva mascarilla por la contaminación, ahora más. El 90% de los habitantes la llevan. Se ve que los chinos se están tomando muy en serio las alertas", explica. Sánchez, no obstante, asegura que está viviendo la crisis con "normalidad" y "siguiendo lo que nos dicen", como por ejemplo alejarse de sitios donde pueda haber aglomeraciones.

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