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SERGIO S. MORÁN | Guionista y dibujante de cómics, novelista e ingeniero informático

"Con el micromecenazgo pago autónomos, mis lectores son mis jefes y me pueden abroncar"

"Soy informático y tenía un trabajo estable, pero prefería escribir y dibujar cómics; me lancé a la piscina y me afogué un poquitín"

Sergio Sánchez Morán, en Oviedo. IRMA COLLÍN

El escritor y dibujante asturiano Sergio Sánchez Morán (Reus, Tarragona, 1984) es un pionero del cómic web en España con "¡Eh, tío!" que ha colaborado en las revistas de humor "El Jueves" y "Orgullo y Satisfacción". Mantiene varias series de cómics como "El Vosque", dibujada por Laurielle, y "Enseñanza Mágica Obligatoria", y ha escrito dos novelas de la detective paranormal Parabellum.

- Hace cinco años trabajaba de ingeniero informático.

-Tenía un trabajo estable y estaba contento, pero dibujar y escribir cómics me gustaba más que la informática y lo intenté. Hacía guiones de dos o tres páginas a la semana de "El Jueves" que no me sacaban de pobre, me tire a la piscina y me afogué un poquitín.

- ¿Cuando la crisis real de "El Jueves" por censurar la portada de la abdicación en la que Juan Carlos I se tapaba la nariz mientras colocaba una corona cubierta de mierda en su hijo Felipe?

-No, ya llevaba cuatro años colaborando cuando nos echó el Rey. Por entonces empezaron las plataformas de micromecenazgo y -las gallinas que entran por las que salen- mis lectores de toda la vida me empezaron a apoyar. Algunos ponen una pasta que no sé cómo se atreven a gastar en mí. Me cubren pagar a autónomos.

- ¿Qué les da a cambio?

-A los de patrocinio mensual, que sigan gratis mis historias en internet. A los que ponen otras cantidades intento organizarles dibujos en directo, juegos de rol... Son mis jefes, me pueden echar la bronca y alguna me han echado.

- ¿Y la informática?

-Me sigue gustando como hobby. Hago mi página web y eso abarata costes.

- ¿Gana dinero?

-Me van mejor la salud, la familia y el amor. Mi novela "El Dios asesinado en el servicio de caballeros", publicada por Random House, lleva unos cuatro mil ejemplares, que me dicen que es una buena cifra. "Los muertos pagan IVA", autoeditada, ronda los mil, pero da más dinero.

- ¿Desde cuándo es creativo?

-Desde siempre. Un día a los 10 años no tenía que leer en casa y me puse a escribir.

- Nació en Reus...

-Y me rehusaron. Mi familia es de Asturias. Fueron allí por trabajo. A mi hermana Adriana, cuatro años mayor que yo, vinieron a tenerla a Asturias, pero cuando me esperaban a mí decidieron no meterse otra vez ese viaje. Nací allí y al mes volvimos a Asturias. Crecí en La Felguera y a los 20 años fuimos a Soto de Rey, a casa de mis abuelos maternos, trabajadores en la térmica. Es más bonito y tranquilo.

- ¿En qué trabajaban sus padres?

-Mi padre, Javier, en Nitrastur, entre La Felguera y Reus. Mi madre, Isabel, entonces era ama de casa, pero luego dio clases, trabajó en tiendas y ahora está en Valnalón.

- ¿Cuándo se independizó?

-Al acabar la carrera, con 22 años. Hice prácticas en la parte digital de LA NUEVA ESPAÑA. Quería salir de Asturias, pero volver. Mi primera oferta de trabajo fue en una empresa informática de Zaragoza y allí conocí a Elena, enfermera, y me quedé. Como dicen en casa, enguedeyé n'un artu. Pasamos un tiempo en Logroño, pero es de Zaragoza y acabamos allí.

- ¿Qué tal la ciudad?

-Cómoda, grande para que haya ajetreo y más barata que Madrid y Barcelona. Lo malo es la distancia, por carretera se tarda mucho, aunque logro dormir en el Alsa.

- ¿Y la relación?

-Estas Navidades cumplimos diez años juntos, cada uno en un continente distinto. Yo, en Chile, con mi hermana, que es hidrogeóloga; ella, en África, de voluntaria.

- El humor.

-Es un motor que me ayuda a sacar cosas adelante y potencia el drama. No es un género. Escribo fantasía con humor.

- ¿Qué es primero, escritor y dibujante o humorista?

-No lo tengo muy claro. Puedo escribir sin humor, pero es un esfuerzo. Soy una mezcla de payaso y escritor de misterio.

- ¿Le funciona el humor en la vida?

-Es un buen escudo para relacionarse, no me pegan mucho y tienden a reírse.

- Sus referencias parecen venir del mundo anglosajón.

-Sí. Se me notan mis referentes, el primero es Terry Pratchett. También se ve que leí a Vázquez-Figueroa y, de adolescente, la serie de "Flanagan", de Andreu Martín y Jaume Ribera. De mi detective Parabellum han dicho que parece americana, pero con historias en Barcelona y Madrid. Quiero seguir por otras ciudades.

- No parece usted de los que se bloquean.

-Tengo problemas para pensar qué es lo siguiente que voy a hacer porque tengo muchas ideas. Mi parte de autor dice "quiero escribir esto" y la de editor advierte "eso no da dinero".

- ¿Su público es friki?

-Y yo, de toda la vida, entendido como muy fan de aspectos de cultura popular: cómics, fantasía, series, cine y juegos de rol, a los que estoy volviendo.

- ¿Por qué los dejó?

-Descubrí los cubatas. Cuando llegué a la edad de "qué pereza salir" volví al rol, como tantos de mi generación. Ahora, juego más que de chaval. Es una herramienta perfecta para juntarnos los colegas.

- ¿Rol con copas?

-Con cerveza.

- Pueden ser juegos largos.

-Y hablar da mucha sed. Con un "punto" puedes jugar mejor. Te sueltas y es más fácil meterse en un personaje.

- ¿Las destrezas del rol sirven para la vida corriente, una entrevista de trabajo?

-Sí. A la gente a la que le cuestan las interacciones sociales, incluso por criterios médicos, le permite actuar de una forma que no logra en la vida y eso le da empatía y es terapéutico. Me viene bien para mis conferencias, entrevistas y vídeos de promoción. En vez de clase de teatro, tiro de rol.

- ¿Cómo ve Asturias?

-Me cuesta verla como un accidente geográfico o político. Cuando vengo en el coche y veo la señal de Principado de Asturias, en mi cabeza oigo gaitas y empiezo a cargar la batería. Es volver a casa. Cuando canso de que todo cambie regreso a donde nada cambia.

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