"Buenes noches. Bienvenidos. Estoy muy contento de estar en casa. La primera vez que canté en Oviedo fue en 1965, un poco más adelante en esta calle. En el Kopa, con "K", un bar con un bajo para actuaciones y cócteles. Ahora hay una tienda de ropa". Víctor Manuel salió, cantó y venció. El de Mieres se metió ayer al público en el bolsillo desde el minuto uno de los más de 120 que duró su concierto en el teatro Campoamor, el primero de los tres consecutivos que ha programado en la capital asturiana, todos con el cartel de entradas agotadas. La cola de personas que esperaron desde casi una hora antes del comienzo del espectáculo llegó hasta bien entrada la calle Uría dejando constancia de que no había ni un sitio libre. "Madre del amor hermoso, nunca vi un 'overbooking' así", dijo una entusiasta fan que cruzaba deprisa el paso de cebra de la plaza de La Escandalera hacia la calle Pelayo quince minutos antes del inicio (previsto para las 20.30 horas).

El cantante rompió el hielo a las 20.35 horas entre gritos de "¡Guapu!" que lanzados por el público. Escogió "Allá arriba en el Norte", uno de los temas de su último disco, "Casi nada está en su sitio", que también da nombre a la gira. La elección fue una declaración de amor a los espectadores al hacer clara referencia a Asturias. Con el ánimo en el patio de butacas en lo más alto, la primera apoteosis llegó antes de lo acostumbrado al entonar "Van subiendo los mozos con los corderos al hombro...", la primera frase de "La romería", la canción dedicada a la fiesta de los Mártires de Cuna y Cenera, y que catapultó a Víctor Manuel al estrellato a finales de los sesenta.

A lo largo de la veintena de temas que interpretó, el cantautor entremezcló grandes éxitos con nuevas producciones como si de un único y actual disco se tratara y dejando que el auditorio corease muchos de ellos. Especialmente celebrados fueron "Quiero abrazarte tanto", "Nada sabe tan dulce como su boca", "Planta 14" o "Asturias". Y algunas de sus últimas creaciones recibieron largos aplausos; "Así me siento hoy", "Cachito" o "Digo España".

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Víctor Manuel arrasa en Oviedo

La banda que le acompañó se acopló perfectamente a los cambios de ritmo y estilos de cada tema -entre los que había canciones de los 60, 80, 90, 2000 o del año pasado- brillando con un sonido nítido y respetando la voz del cantautor sin tapar las letras, vitales por sus mensajes en la obra musical de Víctor Manuel. Tanto es así, que la puesta en escena también cambió con cada canción gracias a una proyección al fondo del escenario que simulaba ser un periódico: "Diario Noticioso". Por ejemplo, el diario mostraba fotografías y noticias sobre la Guerra Civil para ilustrar el tema "Cómo voy a olvidarme" (sobre la Memoria Histórica y las víctimas de la contienda) o el dibujo de un cuélebre durante la aplaudida interpretación de la "Danza del cuélebre".

Tras la larga ovación de cierre de concierto, el mierense dio dos bises: "He cortado estas flores", incluida en su trabajo más reciente, y "Esto no es una canción", del disco de los ochenta "Ay, amor", pero el público se quedó con ganas de más. No sólo de más canciones, sino de más monólogos de Víctor Manuel, que suele hacer pequeñas introducciones para sus temas, gran parte de ellas cargadas de humor. "La primera vez que perdí la cabeza fue por Brigitte Bardot. La primera vez que la vi enamoreme como un burro. Fue en el cine de Mieres. Echaben 'Babette se va a la guerra'. Era un amor imposible, claro, pero yo había ido al cine con otra moza", explicó el cantautor a modo de preámbulo del tema "A dónde irán los besos".

El mierense repite hoy concierto en el teatro Campoamor de Oviedo a las 20.30 horas y mañana, en el mismo escenario, a partir de las 19.00 horas. Las entradas se agotaron el mes pasado al poco de salir a la venta y sólo están disponibles algunas localidades de escasa o nula visibilidad.