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MIGUEL DEL ARCO | Director de "Ricardo III", en escena en el Niemeyer este viernes

"Personajes como Trump rozan el ridículo, pero ahí están, fastidiándonos la vida"

"Ricardo III es un personaje divertido en muchos momentos, pero al final es un psicópata, con esa radicalidad de los líderes de extrema derecha"

Miguel del Arco.

Miguel del Arco trae al Centro Niemeyer de Avilés su versión del "Ricardo III", de Shakespeare. Mañana viernes, 14 de febrero, a las ocho y media de la tarde, un público que prácticamente ha agotado las entradas tendrá la oportunidad de disfrutar del montaje que ha creado junto a Antonio Rojano, una versión muy libre de la obra del dramaturgo inglés, que establece claros paralelismos entre el protagonista, el gran villano del teatro, y personajes como Trump, Jair Bolsonaro o Matteo Salvini.

- La crítica ha dicho que el suyo es un Ricardo III "para diseccionar la corrupción actual".

-Es un Ricardo III reescrito a partir del original de Shakespeare por Antonio Rojano y por mí, que ya estrenamos en Madrid y ha funcionado muy bien. Por esa mezcla salvaje que tiene este Ricardo, que es un personaje demoledor. Alguien me dijo que es como un personaje cómico dentro de una tragedia y creo que es así, un personaje muy divertido en muchos momentos, pero al final es un psicópata, un dictador. Se cuenta de una forma muy elocuente ese sufrimiento y, a la vez, esa radicalidad que hay personajes de extrema derecha, que rozan el ridículo, como Trump, Bolsonaro, Salvini... Todos estos personajes que intentan ser algo así como sombras de Ricardo. Hay muchos chistes y memes del presidente de Estados Unidos, pero Trump sigue haciendo lo que mejor sabe hacer, que es joder la vida a los demás. Y esta es un poco la línea que marca este Ricardo.

- Una versión muy libre...

-Lo que intento es contar la historia de la mejor manera posible. Hay una compañía fabulosa. E Israel Elejalde es un actor con una capacidad técnica y en un estado de madurez escénica que permite abordar este personaje de una manera brutal. De hecho, acaban de hacerse públicos los nominados al premio Valle Inclán, uno de los más importantes en teatro, y es finalista por este "Ricardo III".

- Con esta reescritura de la obra lleva el argumento clásico de a nuestros días.

- La representación viene de la mano de Kamikaze y siempre es marca de la casa buscar lo que yo llamo la mirada contemporánea. Que no tiene nada que ver con cómo se visten los actores o cosas de este tipo, sino con esa reescritura al que lo sometemos. Primero, porque el original hay que someterlo a esa reescritura de poda fundamentalmente; ya no estamos en tiempos de hacer un espectáculo de cinco horas de duración. Han cambiado los tiempos narrativos y la forma de narrar. Y luego, intentamos buscar, como buscaba Shakespeare, siempre la interpelación directa al espectador. De nada me sirve hacer chistes o introducir referencias a cuestiones "inglesas", del texto original, que seguramente conocían los espectadores contemporáneos de Shakespeare, pero no los de ahora y mucho menos el espectador español. Intentamos poner asideros al espectador para que esté absolutamente metido en la historia, para que la historia le pille mucho más de cerca.

- ¿No remite su versión al mundo en que vivimos?

-Me refiero a que no hay un tiempo real, no me interesa en absoluto contar la historia de los Lancaster y los York ni la guerra fratricida. No está puesto, ubicado, en España ni de una manera literal en el siglo XXI, pero sí que hay muchas cuestiones visuales y textuales que llevan al mundo en el que vivimos.

- ¿Qué supone traer su trabajo a Avilés?

-Tenemos una relación fabulosa con Avilés. Yo, incluso personal, porque mi hermano está casado con una avilesina y llevo muchos años viniendo a la ciudad. También porque la relación de Kamikaze con el Palacio Valdés fue siempre muy fructífera. He estrenado muchas veces en Avilés y cuando no he estrenado he venido con mis espectáculos, como con este Ricardo. No dejamos de tener la sensación de jugar en casa cada vez que venimos a Avilés.

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