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Quiza: "Este 'Barberillo de Lavapiés' enloquecerá al público del Campoamor"

El barítono coruñés protagoniza la zarzuela de Barbieri que abre el próximo día 27 el XXVII Festival lírico español de Oviedo

Borja Quiza, en el Campoamor. LUISMA MURIAS

La zarzuela "El barberillo de Lavapiés", con la que se inaugura el próximo jueves, día 27, el XXVII Festival de teatro lírico español de Oviedo, será el debut en la temporada de zarzuela ovetense del barítono gallego Borja Quiza. Ya actuó en el Campoamor haciendo el personaje de Fígaro en "El barbero de Sevilla" rossiniano hace once años, "el rol que más he cantado en todo el mundo", apunta. La producción que abre la temporada de zarzuela ovetense se estrenó hace pocos meses en el teatro de la Zarzuela de Madrid.

Para Quiza es "El barberillo de Lavapiés" es "una obra atemporal y de rabiosa actualidad", asegura el barítono, que reconoce con cierta pesadumbre que "no se programa mucha zarzuela, se hace muy poca por el complejo que aún tienen muchos sectores con respecto a este género, que no deja de ser algo muy nuestro". Opina que los políticos, "que buscan el rédito inmediato de sus decisiones en materia cultural, deberían apostar por producciones y títulos con los que saben que van a llenar el teatro día tras día. La zarzuela es caballo ganador, y solo hay que ver que para las dos funciones en Oviedo está casi todo vendido ya", asegura. El intérprete confiesa que le llama la atención que "si son producciones 'de bolo', que cuestan poco dinero y hacen muchas funciones, eso lo aceptan muy bien, pero cuando es necesario invertir un poco más en un producto de calidad, ahí ya les cuesta más asumir el gasto". Y matiza: "Una producción de zarzuela de calidad cuesta lo mismo que una de ópera, pero siempre está ahí ese complejo".

Quiza no duda en considerar esta producción de "El barberillo" como uno de los hitos artísticos de su carrera. "Ha sido un éxito espectacular, es de esos títulos que funciona, incluso antes de empezar, porque la gente se vuelve loca y lo siente como algo propio y cercano, y eso es muy de agradecer", añade.

Una de las principales dificultades que, según Quiza, asumen los cantantes líricos cuando representan este género es el hecho de cantar y hablar durante la función. "Nosotros no estamos acostumbrados y por eso tener un director de escena como Alfredo Sanzol, que nos permite trabajar el texto y conoce tan bien todos los mimbres de la interpretación, es un lujo". No obstante, añade el barítono coruñés, encontrar profesionales escénicos así es cada vez más difícil. "Hay algunos directores de escena a los que no les gustan la ópera o la zarzuela, se aburren y por eso tienen esa necesidad constante de añadir más y más cosas en escena que distraen y que aportan poco o nada a la propia obra, a la representación y a nosotros mismos, los cantantes. Esto aquí no pasa", asegura.

"El barberillo" que se verá en Oviedo la próxima semana "tiene mimbres tradicionales, pero sin utilizar el cartón-piedra", añade Quiza. "Recrea muy bien la oscuridad de las callejuelas en las que se mueven los conspiradores, pero también la amplitud de la plaza de Lavapiés. El texto se mantiene exactamente igual al día en que se estrenó y el vestuario de Alejandro Andújar es tradicional". El ritmo escénico "es trepidante", añade Quiza, algo que se crea gracias a una serie de paneles que aparecen en escena y que permiten unos cambios en múltiples ocasiones y muy rápidos. "La sensación de continuidad es total y el juego de luces adquiere máxima importancia". La modernidad de los personajes de Lamparilla y Paloma es "lo que hace interesante a esta versión de la zarzuela. Porque no tienen pelos en la lengua y hay un empoderamiento, como ocurre con Paloma, que es una mujer muy dueña de su destino; atraída por Lamparilla, es ella siempre quien marca los tiempos y eso da lugar a situaciones muy cómicas", explica Quiza.

El barítono gallego no tiene ninguna duda sobre la intención de Barbieri "de hacer un título paralelo al 'Barbero de Sevilla' de Rossini, pero a la española", en el que el personaje de Lamparilla es el clásico pícaro español "que se mete a barbero, pero en realidad vale para todo, porque así tiene acceso a todos los estratos de la sociedad".

A nivel musical, el barítono coruñés reconoce que su personaje en esta zarzuela, Lamparilla, es un papel complejo por la tesitura vocal. "Camina entre dos aguas: tiene partes de tenor y otras de barítono. Siempre ha sido un personaje para tenor, pero ha habido unos barítonos históricos a comienzos de siglo XX que se atrevieron a hacerlo con muchísimo éxito y desde entonces perdura esa tradición de que sean los barítonos quienes se encarguen de interpretar a Lamparilla. Además, por las características sonoras, cuando lo canta un barítono el personaje parece más real y menos caricaturesco que cuando lo interpreta un tenor por la tonalidad más oscura de la voz".

Además de su faceta de cantante lírico, Quiza ha abierto recientemente una escuela artística multidisciplinar junto a su esposa en la que se trabajan distintas disciplinas artísticas que, además de la música, incluyen la pintura o el teatro. "Vivimos en una sociedad en la que las artes y el pensamiento crítico han sido relegados a su mínima existencia, con una presencia mínima en el currículo escolar". Así explica Quiza la necesidad de crear centros de arte que complementen la actividad de pequeños y mayores, "de forma que puedan canalizar sus emociones y desarrollarse; hay vida más allá de la inmediatez de Netflix".

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