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Hermosas cartas desde la cárcel

El Pueblu d'Asturies recibe 14 postales decoradas a capricho por el preso político gijonés Ramón Uría, que envió a su familia entre 1939 y 1942

Hermosas cartas desde la cárcel

Habrá pocas cartas tan preciosas remitidas desde entornos tan sombríos. Pocas muestras tan bonitas de evasión como las misivas decoradas que entre 1939 y 1942 dirigió el preso gijonés Ramón Uría Villar desde la Prisión Central de Figueirido (Pontevedra) a su madre, Encarnación Villar Fernández, y a su hermana Amparo.

Esos sobres decorados, sus primorosas postales, la delicada letra forman parte desde ahora de los fondos del Muséu del Pueblu d'Asturies, una institución que, como recuerdan sus responsables, "recibe periódicamente testimonios de la Guerra Civil y la posguerra, en especial carteles, caricaturas realizadas en la cárcel y correspondencias de presos republicanos en las prisiones franquistas". Y la última de estas entregas "merece ser difundida por su originalidad y también para recabar información sobre su autor e intentar completar la documentación que ha llegado al museo", explican desde el Pueblu d'Asturies.

Hablar del tiempo

La entrega está compuesta de catorce tarjetas postales que Ramón Uría, natural y vecino de Gijón, envió a sus familiares de la calle Cirujeda del barrio de Ceares (Gijón). Poco se va a saber por esas tarjetas sobre la vida carcelaria o las penalidades del firmante, ya que la censura impedía tratar temas políticos, sindicales o sociales. "Yo de por aquí nada te digo, solo que hace buen tiempo, lo demás como siempre, así que no te digo más", escribe Ramón Uría a su madre el 14 de junio de 1941. Así que la temática central pasa por el estado de salud, el interés por los familiares y amigos, o la vida fuera de prisión. Y sobre todo se refieren a la comida y los envíos desde Gijón a Figueirido. "Me gusta avisarte porque ya sé lo que es esperar por una carta y que no llegue. Lo que me preguntas si puedes mandarme latas se me olvidó decírtelo en la otra tarjeta [?], así que te lo digo hoy, están autorizadas pero no muchas de una vez, porque lo hay que sacar en el plato, así que me mandas lo más que sean tres. No te digo más", deja escrito el 12 de marzo de 1940.

No falta la referencia a la nostalgia. El 25 de octubre de 1939 Ramón escribe a su madre: "También tú me dices las ganas que tienes de verme y yo te digo lo mismo, pero ten paciencia que nunca será tarde el día en que me puedas ver y tenerme a tu lado para siempre, que ya sabes que llevándolo con calma todo llega y esto también tiene que llegar".

Flores, paisajes, ciudades

Siendo un testimonio único, lo que más singulariza estos nuevos fondos que han llegado al Muséu del Pueblu d'Asturies son los dibujos que decoran los anversos y las tipografías que emplea en las direcciones. Con motivos que aluden al transporte de la carta, retratos de mujeres, flores, vistas de ciudades fantásticas, paisajes rurales asturianos, etcétera. "Llama la atención la diversidad de motivos empleados. Las destinatarias de las tarjetas las iban numerando. Una tiene el número 94. Es una lástima que no hayan llegado todas al museo y es posible que solo se conserven estas catorce, pues al parecer muchas de ellas ardieron en el fuego de la cocina", comentan desde el muséu.

El interés del Pueblu d'Asturies por el autor les ha llevado a conocer que su profesión era pintor, según parece pintor rotulista. "En la cárcel debió de dedicarse a pintar tarjetas para otros presos y ello lo demuestra una tarjeta enviada por Marcelino Diez a su esposa en Zaratán (Valladolid), que salió de Figueirido en agosto de 1939, y lleva en el anverso un dibujo idéntico a uno que aparece en este conjunto de Ramón Uría; solo cambia el dibujo de la casa a la que va destinada la carta. Y lo sabemos porque la publica Verónica Sierra Blas en 'Cartas presas. La correspondencia carcelaria en la Guerra Civil y el franquismo, 2016'", reseñan desde el museo.

Respecto a Ramón Uría Villa, un estudio de Marcelino Laruelo Roa titulado "La libertad es un bien muy preciado. Consejos de guerra" (1999) revela que nació en Gijón en 1917, y que en octubre de 1936 era miliciano en el Batallón Cienfuegos y estaba combatiendo en el "sector de Grado". Con la toma de Gijón por el ejército franquista se embarcó en el vapor "Gaviota" en dirección a Francia, pero fue capturado y encarcelado en El Coto. El 18 de marzo de 1938 fue condenado a "reclusión perpetua" en un consejo de guerra, acusado de "participar en los ataques a los cuarteles de Gijón y ser miembro del Socorro Rojo Internacional"; tenía 20 años, estaba soltero y era pintor de profesión. Estuvo cuatro o cinco años en la Prisión Central de Figueirido (Pontevedra).

El 5 de agosto de 1969 falleció repentinamente en la calle, en las inmediaciones de su domicilio del barrio de Pumarín, en los bloques de "Las mil quinientas". Tenía 51 años. La familia Uría Villar estaba compuesta por siete hermanos, cinco mujeres y dos hombres; su hermano mayor, también pintor, fue juzgado en el mismo consejo de guerra que Ramón y condenado a muerte, pena que se le conmutó, pero murió de tuberculosis en la cárcel de El Coto con 26 años de edad en 1938.

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