Vuelve Chick Corea esta noche a Asturias (y van tres) y lo hace en su versión más canónica, con un doble regreso, al trío acústico de jazz y a la formación concreta de "Trilogy", con el batería Brian Blade y el poderoso contrabajista Christian McBride. El de esta noche en el teatro Campoamor de Oviedo (20.00 horas, solo disponibles ya las entradas de general, de 29 euros) será el segundo concierto de esta nueva tanda de encuentros que mantendrá a los tres músicos girando por Europa durante todo marzo, antes de que Corea retome su proyecto "The Vigil" y, ya en verano y sólo en Estados Unidos, se junte con la familia flamenca de Paco de Lucía para la gira americana "The spanish heart band".

Lo que Corea, McBride y Blade pueden ofrecer esta noche (una sesión de dos horas con un descanso de veinte minutos) es conocido. Dos discos muy premiados, "Trilogy" (2013) y "Trilogy 2" (2018), han recogido las aventuras en directo de esta formación durante la última década. Se trata de abordar, con pura vocación jazzística, esto es, experimentación y libertad de lenguajes rítmicos y armónicos, el repertorio de los standard, los clásicos del género, incluido el homenaje a los maestros, y añadir, además, alguna composición propia. Es habitual, por tanto, que Corea, ya cercano al centenar de discos grabados y con una odisea musical que ha pasado con insistencia por el mundo de la fusión (la eléctrica experimental de Miles, la del jazz-rock de "Return to forever" o la omnipresente de los mundos latinos) tienda un puente a través del repertorio de esta noche con sus orígenes, abordando incluso aquel "Now he sings, now he sobs" que daba título a su LP de 1968. En aquella época era otro trío el que acompañaba a Corea, con el bajista Miroslav Vitous y el veterano batería Roy Haynes. Después llegaron el trío con John Patitucci y Dave Weckl o, más tarde, con Avishai Cohen y Jeff Ballard. En la versión "Trilogy", Chick Corea se quedó con dos músicos que le habían acompañado en el proyecto "Five Pice Band", el contrabajista Christian McBride y el batería Brian Blade.

Son dos de los mejores músicos de la hornada post-bop de los años noventa, y pese a las diferencias generacionales, en directo Corea se ha entendido muy bien con ellos y la base rítmica ha sabido, por su parte, nadar a gusto en las aguas del maestro, sin más sorpresas que la distinta pegada, más etérea, de Blade respecto a otros baterías con los que acostumbra a juntarse el pianista.

Pero no se aprecia en los diálogos del trío, en sus adecuadas exploraciones, nada que se parezca a una dialéctica de edades y trayectorias. Comparten los tres unas cualidades óptimas para estirar, desmontar y volver a armar las arquitecturas de los clásicos y para adentrarse, solo muy de vez en cuando en otros territorios. Las composiciones pueden ir desde lugares tan comunes como el "All blues" de Miles Davis pasado por un acelerador de partículas o el "Blue Monk" del glorioso Thelonius aún más despiezado que el original, al postromántico ruso Scriabin, Stevie Wonder, clásicos tan tradicionales como "How Deep Is The Ocean" o "But Beautiful" o revisiones de su propia carrera como "500 Miles High" o "La fiesta".

En el estreno de esta gira, hace dos días en el Palau de les Arts de Valencia, se pudieron ver algunas de estas posibilidades en directo que podrían sonar hoy en Oviedo . Hubo estreno de material nuevo, una aproximación a una sonata de Scarlatti, en solitario y en trío, una conexión constante, magnética, con el público y una calidad de sonido exquisita, obra del celebrado Bernie Kirsh que lleva acompañando al maestro cuarenta años por el mundo.