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"La música española va mucho más allá del punto de vista folclórico"

"Haendel no era tan elegante ni tan menospreciado como han querido pintarlo, era un hombre de una grandiosa expresividad; lo demás son todo tópicos"

Eduardo López Banzo, ayer, durante los ensayos con "Al Ayre". MIKI LÓPEZ

Oviedo, Andrea G. TORRES

El grupo de música "Al Ayre Español" inaugura mañana, miércoles, a las 20.00 horas en la sala de Cámara del Auditorio de Oviedo la VII edición del ciclo "Primavera barroca", y cuyo primer programa lleva por título "¡Ay, bello esplendor!". Eduardo López Banzo es el director y fundador de este conjunto vocal e instrumental que ha sido Premio Nacional de Música 2004 y lleva 32 años recuperando joyas musicales del patrimonio español.

- ¿Podría detallar las claves principales del concierto inaugural del ciclo de la "Primavera barroca"?

-Viene de ese mismo tiempo en el que comencé a revolver en los archivos de partituras y me fui a la Catedral de Salamanca. Allí me encontré mucha música de José de Torres, que me parecía una figura importante, copié su música pero nunca la interprete. Hice lo mismo en Málaga con Iribarren y en Guatemala, de donde traje algunas de las obras que se van a interpretar. Desde el Centro Nacional de Difusión Musical nos pidieron hace poco un programa grande, muy vistoso, y decidí recuperar estas obras. En el fondo sabía que entre Iribarren y José de Torres debía de haber alguna relación, y efectivamente la hubo porque cuando Iribarren se fue a Salamanca como organista, allí estrenó varias obras suyas y del propio José de Torres. Ambos son dos pilares de la música religiosa española y tienen unas sonoridades increíbles. Por ejemplo, el que da nombre al programa "Ay bello esplendor", es que suena a flamenco.

- ¿Cómo ha cambiado "Al Ayre Español" desde sus comienzos y la situación de la interpretación de la música antigua?

-Mucho desde el año 88 cuando empezamos. Antes, mi maestro Gustav Leonhardt, sugirió que me centrase en la música española, por aquel entonces muy poco conocida. Yo tenía cierta curiosidad por saber qué había pasado aquí en la época de Haendel y Bach y fue entonces cuando surgió la idea de crear el conjunto. El nombre me vino por casualidad, porque un periodista me llamó para preguntármelo y estaba transcribiendo una obra de Gaspar Sanz que lleva ese mismo nombre, y así empezó la cosa. Por aquel entonces estábamos Jordi Savall y yo nada más, y trabajábamos con repertorios muy diferentes porque Savall hacía mucho Renacimiento y nosotros trabajábamos Barroco. Era una época en la que Jordi estaba muy españolizado, sus trabajos giraban en torno al patrimonio español y también recibía mucho dinero de España (risas). Además de la música española, yo tenía una gran asignatura pendiente que era la música de Haendel, que no veo de esa forma tan elegante ni tan menospreciado como algunas voces han querido pintarlo; es todo menos elegante, era un hombre de una grandiosa expresividad, lo demás son todo tópicos.

- ¿Y por qué ese interés especial en la música barroca?

-Había una especie de maldición que habían lanzado los musicólogos más conservadores que decían que España en el siglo XVIII sufrió una italianización de la música, de la que yo siempre sospeché. Si pensamos en compositores como Haendel o Bach, también sufrieron un proceso italianizante. Yo sabía que tenía que haber más de lo que parecía, entonces tuve que empezar a ir a los archivos por toda la península e incluso irme a Guatemala en busca de partituras y hacer por mí mismo el trabajo de campo. En España tenemos la gran pena de que no tenemos el repertorio del siglo XVIII porque se ha perdido, solo quedan algunas cosas, algunas muy hermosas, lo que hace sospechar de que en lo que se ha perdido debió haber música de gran categoría.

- ¿Se han modificado mucho los procedimientos interpretativos de esta música antigua desde que comenzaron sus labores de recuperación?

-Yo no he visto grandes cambios, más o menos ya conocíamos todas las fuentes musicales cuando empezamos. Yo creo que hemos sido las personas las que hemos cambiado, por ejemplo, yo me dejaba llevar mucho por ese apasionamiento de la música española y ahora la observo desde una postura más profunda. A veces hablamos de la música española desde el punto de vista folclórico, pero va mucho más allá. Pensemos entonces en el misticismo llevado a la música, un místico que se arranca con unas jácaras, sería la metáfora perfecta para observar los extremos de la música barroca española.

- ¿Le preocupa que los sectores más puristas de la música histórica le tachen de poco riguroso por incorporar nuevas combinaciones instrumentales o elementos que no estaban contemplados entonces?

-No, para nada. De hecho ya he recibido muchas críticas precisamente por esta cuestión. Me ha pasado por colocar un contrabajo para hacer Haendel, que algunos críticos se rasgaron las vestiduras, pero a mí me apetecía hacerlo y lo hice. Si suena bien, ¡qué más da!, no se puede ir al pie de la letra con un tratado. Las fuentes solo son el punto de partida, y un músico debe experimentar.

- ¿Descarta ampliar el repertorio más allá de las fronteras de la música antigua, como ya han hecho otros?

-No, de hecho tengo muchas ganas de tener la oportunidad de adentrarme en la música de la primera mitad del siglo XIX en España porque creo que tiene gran parte de la comicidad y la tradición del pasado e incorpora un fuerte componente popular con combinaciones de instrumentos únicas. Buscando algunos de las partituras con las que trabajamos, encontré varias de esta época y las tengo en tareas pendientes.

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