"Siete días de julio" es la intensa propuesta de Jordi Sierra i Fabra que los lectores de LA NUEVA ESPAÑA podrán adquirir este fin de semana por 5,95 euros más el periódico del día. El autor recuerda que durante veinte años le rondó por la cabeza "escribir una novela sobre los cuatro últimos días de la Barcelona republicana. Aquellos cuatro días en los que, a la espera de la entrada de las tropas franquistas, la ciudad se moría de hambre, frío y miedo. El 22 de enero de 1939 el Gobierno abandonó la ciudad dejándola a su suerte y miles de personas se fueron hacia la frontera para exiliarse. El ejército podía haber tardado una semana en llegar, pero lo hizo el 26 de enero. Cuatro días de infierno".

A lo largo de esos años le dio "muchas vueltas. ¿Hacía una novela de amor, una novela histórica, qué? Y al final, como siempre que tengo dudas, decidí que lo mejor era escribir una novela policiaca. Y es lo que es: una novela policiaca en un marco histórico, no al revés. Ahí nació Mascarell, ese inspector republicano investigando un último caso, la muerte de una adolescente, porque sigue siendo policía y cree en la justicia. En Barcelona, hasta la llegada de las tropas de Franco, la gente siguió trabajando en su día a día. Es algo importante y a tener en cuenta".

"Cuatro días de enero" vio la luz en 2008: "Desde el primer momento fue un éxito. Pero además, el personaje estaba ya ahí. Se supone que al apoderarse de Barcelona, los vencedores habrían de encarcelarle y fusilarle. Miquel es policía, no se ha metido en política. Republicano, sí, pero ni comunista ni anarquista ni nada parecido. No se ha ido al exilio porque Quimeta, su esposa, se está muriendo de cáncer. Sabe que si se queda, firma su sentencia de muerte. Sin embargo nada más publicarse el libro la gente empezó a decir 'es un gran personaje', 'no lo mates', 'invéntatelas para que sobreviva', 'sigue con él', 'no hay literatura de esos años de posguerra'. Y me convencieron".

Habló con los editores y les propuso hacer dos casos más, 2a modo de trilogía. Dijeron que sí y escribí 'Siete días de julio', novela en la que Miquel sale indultado después de haber estado ocho años y medio en el Valle de los Caídos. ¿Por qué el indulto? Lo descubre al llegar a Barcelona, una ciudad ahora desconocida para él, metido sin casi darse cuenta en un caso con uno de los nuevos estraperlistas de la ciudad. Luego llegó 'Cinco días de octubre'. En 'Siete días' se reencuentra con la chica a la que salvó la vida en el 39, Patro Quintana. En 'Cinco días' ya vive con ella. Son dos mitades que forman un todo, tienen una segunda vida y una segunda oportunidad, aunque el pasado les persiga, a ella porque tuvo que prostituirse para poder comer, y a él porque sigue siendo lo que fue, un inspector en la Barcelona republicana".

Después volvió a suceder lo mismo: "¿Tres libros? La gente quería más. Se organizaron Clubs de Fans de Miquel Mascarell y grupos de lectura de sus libros, así que esta vez nos lanzamos ya a tumba abierta, la editorial y yo. Llevamos ya 11 libros con el que sale ahora el 2 de abril, 'Algunos días de noviembre', y ya he escrito el número 12, que se editará en 2021. Así que hay Mascarell para rato".

Quiso Sierra que la segunda novela de la serie pasara en 1947 porque "es el año que nací yo, nada más. Me apetecía que apareciera mi padre, vendiendo joyas como tercer trabajo, y que la acción transcurriera justo la semana de mi nacimiento. Fue una cachondada. Ojalá no hubiera dejado pasar ocho años y medio de tiempo entre que Mascarell es detenido y liberado, porque eso hizo que luego en los demás libros ya fuera muy mayor. Pero ¿quién iba a imaginar que escribiría tantos a petición de la gente? Aquella Barcelona, como toda España, seguía siendo la del hambre y el miedo sobrellevado con resignación. Había cortes de luz, cartilla de racionamiento, el poder omnívoro de la Iglesia, la mano férrea de Franco. Todos creían que al acabar la Segunda Guerra Mundial el mundo echaría a Franco, y se daban ya cuenta de que no, de que había Franco para rato. Preludiando la Guerra Fría, prefirieron un estado anticomunista aunque fascista en el sur de Europa y así nos quedamos".

Aunque sabemos que Mascarell estuvo en el Valle de los Caídos como preso, "no se habla mucho de eso en ninguna novela. Y lo he hecho por respeto a los que si estuvieron allí y construyeron esa pirámide faraónica en honor al dictador. Hago novelas policiacas, con un marco histórico, sí, pero sobre todo son policiacas. En el Valle Miquel era un esclavo más. Punto. ¿Cómo influyó? Imagínate a un inspector de policía, legal, ético, que de pronto se ve esclavizado sólo por haber servido a la legalidad. Ha de ser muy duro asimilar eso. Sin embargo mi personaje no está amargado. Es, como todos los ancianos, un refunfuñón, eso sí".