La Generalitat de Cataluña decidió ayer confinar la población de la Conca d'Òdena, en la provincia de Barcelona, a raíz de la dispersión del foco de coronavirus declarado en la localidad de Igualada, que al cierre de esta edición contabilizaba 58 afectados, entre ellos 36 sanitarios.

El confinamiento afecta a las localidades de Igualada, Vilanova del Camí, Santa Margarida de Montbui y Òdena, que suman en torno a 70.000 habitantes. Hasta la pasada medianoche se permitía a los residentes de otras localidades que abandonasen estas poblaciones, previa toma de datos sobre su destino. Las personas que habitan en los núcleos internos de la zona de confinamiento podrán hacer vida normal, pero no podrán desplazarse fuera de sus municipios. Si una persona sale del perímetro, será sancionada y podría ser acusada de desobediencia a los agentes.

La duración mínima de la medida se prolongará quince días, aunque será un comité técnico el que determine cuándo se levanta de manera efectiva el confinamiento. Durante este plazo, los Mossos desplegarán un cierre perimetral con 29 puntos, y dispondrán un servicio interno y un grupo de apoyo que se dedicará a realizar el aprovisionamiento de las tiendas y la distribución de comida, así como la de medicamentos a las farmacias de estas poblaciones.