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El ritmo de contagio, peor que en Italia

España cierra un dramático viernes con más de 5.200 infectados l Las matemáticas muestran que la situación española es aún peor que la que tenía hace días el país vecino

La situación de la enfermedad en España es peor que la que vivía Italia hace unos días, antes de que el país italiano tomase las drásticas medidas de confinamiento. Las matemáticas parecen predecir que en nuestro país el futuro será aún más grave si no hay acciones inmediatas para evitarlo. Al cierre de ayer, el número de contagios en España se situaba en más de 5.200, mientras que a la misma hora, el pasado jueves, esa cifra era de 3.100. Ayer, el presidente del Gobierno, en su comparecencia pública para anunciar el estado de alarma, reconoció que se llegaría a los 10.000 infectados la próxima semana. Es posible que mucho antes, quizás el domingo.

Los datos epidemiológicos actuales no son nada halagüeños y parecen confirmar lo que estos días han estado transmitiendo los españoles que residen en Italia. España puede acabar teniendo un mayor número de contagios y de fallecimientos que el país vecino, de no tomarse medidas drásticas. El único consuelo es que hay una ventaja mínima, como si pudiéramos mirar a través de una máquina del tiempo. Lo que hoy sucede en España sucedía aproximadamente en Italia hace una semana en cuanto a cifras de contagios y su escalada geométrica. Sin embargo, las matemáticas parecen mostrar que si no se toman decisiones drásticas nuestro futuro será aún mucho peor que el presente de los italianos.

Más muertos que en Corea

Una simple presentación gráfica confirma la evidencia: si la situación de Italia y España hubiesen sido parejas en el tiempo, el número de contagiados españoles ya superaría al de los italianos. Es decir, el ritmo de propagación de la enfermedad en España es mayor que el que tenía Italia en nuestra situación. "Pensad que por lo que estáis pasando ya hemos pasado nosotros; tomad decisiones pronto", claman los mensajes que circulan de españoles atrapados en las leoninas condiciones de confinamiento de Italia.

Esta misma semana, España superó a Corea del Norte en número de fallecidos. Anoche, la estadística de muertos en España era 133, frente a los 72 de Corea, casi el doble. Sin embargo, hace solo dos días Corea se encontraba aún por encima en fallecimientos que los españoles, pese a que sufrió mucho primero el impacto de la enfermedad. La diferencia está en que los Coreanos realizaron una gran cantidad de tests, detectaron rápidamente a los infectados y controlaron mejor una enfermedad que ya se ha convertido en una pandemia, obligando al planeta a cerrar sus fronteras y dibujando un futuro lleno de incógnitas sombrías.

¿Una gripe? Para nada

Ahora parece evidenciarse que fue un error trasladar ese mensaje de que la enfermedad causada por el coronavirus de Wuhan era solo "como una gripe". En primer lugar, tiene más letalidad que una gripe y se propaga más rápidamente. El problema no está en la enfermedad en sí, sino en su rápido contagio, las consecuencias de los casos más graves y el ritmo al que se produce.

La evolución de una enfermedad está bien modelizada por los matemáticos. Comienza propagándose de forma geométrica. En el caso del coronavirus, un infectado contagia de media casi a dos, que a su vez a otros dos más, con lo que ya serán cuatro; en el siguiente escalón serán ocho? parece que ese crecimiento es lento, pero en pocos pasos las cifras crecen muy significativamente.

Esa evolución, sin embargo, no se mantiene siempre. Como la población susceptible de enfermar es limitada y además se producen curaciones, esa curva ascendente termina por estabilizarse. La acción sanitaria en ese periodo inicial ascendente es clave. Y aunque pueda parecer ilógica tal situación de alerta por una enfermedad con menos de 150 fallecidos, el problema está en el colapso sanitario que supone la rápida escalada de contagios, de casos graves que requieren atención clínica cuando los recursos sanitarios son limitados.

Aplanar la curva

Esa curva ascendente que determina cuántos nuevos contagios se producen debe "aplanarse", haciendo que aunque haya contagios se produzcan a un ritmo menor, permitiendo que los servicios sanitarios puedan atender a los enfermos, tener curaciones e ir incorporando a los nuevos enfermos. El colapso del sistema, la falta de camas, de recursos, de unidades de cuidados intensivos, de respiradores, no solo llevaría a la situación terrible que reconoce Italia (se elige a quién se salva y a quién no), sino que impediría que pudiese atenderse cualquier urgencia médica o tratamiento que en otro tiempo se realizase. La confusión de mensajes, entre que la enfermedad no es tan grave como podría serlo el ébola, terminó por hacernos olvidar que nuestros recursos sanitarios son limitados.

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