Quedan un par de minutos para las doce de la mañana y una clienta entra en una cafetería de Parque Principado a por un café con leche. "Para llevar, porfa, que ya no me da tiempo", dice a la camarera. Faltan pocos segundos para la hora decretada por el Gobierno asturiano como el momento en el que la gran mayoría de las tiendas de la región (excepto las consideradas de primera necesidad) tenían que echar la persiana y así contribuir con su granito de arena a dispersar posibles aglomeraciones y evitar la expansión del coronavirus. La clienta, trabajadora en una de las tiendas del mayor centro comercial de Asturias, se despide.

-Bueno, que ya no te veo en una temporada...

-Esperemos que sea poco. -Responde la camarera, Ana Álvarez, que se encamina a cerrar el local. No lo ve mal. "Creo que debería de haberse hecho antes para evitar que esto vaya a más", dice, "estos días me dedicaré a hacer tareas de decoración". Las calles de Parque Principado están desiertas, solo hay algo de gente en los dos supermercados que permanecerán abiertos estos días. Pero sin agobios. Un guarda de seguridad monta unos postes para bloquear el paso a la zona de las tiendas, ya sin clientes. "Algún que otro despistado ha habido que venía a comprar", señala. "Otros sábados estamos trabajando tres compañeros y en un día de sol como hoy tendríamos la terraza llena. Pero hoy no hay nadie", señala Álvarez.

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Cierre de Intu Asturias por el coronavirus

Que no era un día normal lo confirmaba que a las doce y media de la mañana el parking del centro comercial estaba ya completamente vacío. Hacia su coche, uno de los pocos que aún permanecían aparcados, se dirige Carolina Labrada, que trabaja en una tienda de venta de productos cosméticos de Parque Principado. "Veo bien que esto vaya a cerrar aunque yo me vaya a ir al paro estos días, pero este era un foco donde podía haberse expandido la infección, con niños y gente mayor por los pasillos y las tiendas", dice.

A la responsabilidad apeló también el presidente de la patronal de restaurantes y hoteles de la región (Otea), José Luis Álvarez Almeida. "El sector ha cogido la situación con responsabilidad y ha cerrado de manera masiva y ejemplar. Además, la situación ya era inviable, el viernes fue catastrófico, con multitud de cancelaciones y muchos menos clientes", señaló Almeida. Ahora el sector prepara un aluvión de regulaciones temporales de empleo, para aligerar el mal trago de tener que cerrar durante -al menos- dos semanas mientras espera por ayudas del Gobierno para evitar una oleada de cierres.

Largas colas para acceder a los supermercados asturianos

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También hubo algún que otro caso aislado de negocios que se resistían a cerrar. Ocurrió en Gijón y el momento quedó reflejado en un vídeo que en pocos minutos se hizo viral en Twitter. Un vecino, desde una terraza, le reprochaba al camarero de una sidrería -que seguía abierta tras la hora decretada para el cierre- que debía de echar el candado. "No podéis estar abiertos. Tomáis sidra como si no fuera con vosotros", repetía el vecino desde su ventana, que terminó llamando a la Policía para que interviniera. En total, transcendió que la Policía Local tramitó veinte denuncias en Gijón y diez en Oviedo de establecimientos que no acataron el decreto. Las multas pueden superar los 3.000 euros, aunque es el Principado quien debe hacerlas efectivas.

También hubo alguna que otra situación curiosa. Por ejemplo, un local de venta de alimentación y accesorios para mascotas situado en Parque Astur, en Avilés, que mantuvo ayer sus puertas abiertas tras vivir una cierta confusión. En un primer momento, el establecimiento fue cerrado a pesar de las quejas de los encargados del local, que entendían que se trataba de un puesto de alimentación y por tanto de primera necesidad para las mascotas. La Policía Local de Corvera se personó en el centro comercial y, ante las dudas que acarreaba la cuestión, dejó el local abierto hasta el lunes para aclarar la situación. Una tregua momentánea entre cientos de cierres.