Los cacos no entienden de estados de alerta. Este domingo se han producido dos atracos en Asturias aprovechando el cierre de locales a causa del decreto del Gobierno para evitar la propagación del coronavirus. Uno ha tenido lugar en una caferería de Mieres esta madrugada y el otro, a plena luz del día, en una farmacia de El Berrón.

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"Susto morrocotudo" en El Berrón

Intento de atraco en la farmacia de El Berrón. Un hombre entró tapado con una braga y le puso un cuchillo de grandes dimensiones en la espalda a la boticaria que estaba despachando. Le pidió "el dinero", pero acabó huyendo sin botín, al alertar a sus compañeros de trabajo de la situación.

Eran las once de la mañana. En la localidad solo permanecía abierta la farmacia, las tiendas de alimentación y los kioscos. Ese contexto de poca gente por la calle, en la segunda jornada de cuarentena por el coronavirus, trató de aprovecharlo un sujeto que acudió a la botica armado con un cuchillo grande, "como de montaña".

Según cuenta la trabajadora que sufrió el suceso, en el local había dos hombres. Atendió primero al otro y, cuando iba a pagar, "el chico con la cara tapada pasó detrás del mostrador, me puso el cuchillo en la espalda y me pidió el dinero".

Su reacción fue llamar al jefe del establecimiento, que se encontraba en la trastienda. "Al oírlo, dudó y se acabó yendo del lugar. Debía creer que no había nadie más", apunta la trabajadora, que dice haber pasado "un susto morrocotudo".

El sujeto huyó en su vehículo, al que pudieron sacarle una fotografía. La investigación está muy avanzada, según fuentes de la Policía Nacional consultadas por este periódico.

Robo en Mieres

La cafetería Jovellanos, situada en la calle Aller, frente al parque de Mieres, sufrió esta madrugada un intento de robo. Poco después de las seis y media la mañana un delincuente intentó romper la luna del establecimiento arrojando una alcantarilla contra el cristal. Al estar reforzado, aguanto inicialmente el golpe. En el momento en que el asaltante intentaba hacer ceder la luna, un vecino salió del portal y lo ahuyentó. Salió corriendo.

“Nos sentimos desprotegidos. A esa hora un domingo normal y habría algo de actividad por la calle”, ha explicado a este diario el dueño del establecimiento. “Cuando llamamos al seguro nos comunicaron que no tenían cristaleros de guardia, por lo que nos hemos tenido que buscar la vida para encontrar una empresa que nos arregle el cristal”.

Los dueños de la cafetería han tenido que estar toda la mañana en el local esperando a los cristaleros. “Un mes así va a resultar muy duro. Estaremos sin ingresos, asumiendo gastos y encima con el temor a que nos roben”.