Los infectados por el nuevo coronavirus chino que precisen cuidados intensivos serán ingresados en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) y, si este se satura, entrarán en juego, de forma sucesiva, el San Agustín (Avilés) y el Álvarez-Buylla (Mieres). Así lo establece el plan de contingencia del Servicio de Salud del Principado (Sespa), que prevé que las unidades de intensivos (UCI) del Hospital de Cabueñes (Gijón) y del Valle del Nalón (Riaño, Langreo) estén destinadas a los pacientes de la región que padezcan otro tipo de enfermedades.

La Consejería de Salud pondrá en marcha, a partir de mañana, lunes, un plan de "enfriamiento" de los centros sanitarios de la región. Consiste en ir postergando, de forma "escalonada", toda la asistencia rutinaria para "reorientar la actividad al soporte de las consecuencias de la infección de COVID-19, y en concreto a los pacientes ingresados en hospitales y unidades de cuidados intensivos (UCI).

Este redireccionamiento del sistema sanitario regional irá aplicándose "de forma gradual y en función de la situación de cada área sanitaria", indicaron fuentes del Servicio de Salud del Principado (Sespa). Sólo los enfermos de cáncer y los que requieran una atención urgente recibirán una asistencia puntual de manera ineludible. El resto de la asistencia estará sujeta a las vicisitudes derivadas de una pandemia sin precedentes frente a la que las autoridades sanitarias no quieren ir a remolque de los acontecimientos.

En algunas disciplinas hospitalarias ya se están implantando protocolos para reducir el flujo de pacientes cuya presencia en el hospital no sea estrictamente necesaria. En el caso de las citas con el especialista, los médicos están concertando con los pacientes consultas virtuales o telefónicas. El motivo es triple: ganar tiempo, evitar que los enfermos -siempre vulnerables ante el riesgo de infecciones- puedan contagiarse, y prevenir que los usuarios puedan infectar a los sanitarios, un colectivo de importancia estratégica de cara a la batalla contra el COVID-19 de los próximos meses.

En el HUCA ya está habilitada para enfermos de coronavirus no graves la planta novena A. Además de las camas de cuidados intensivos de las que está dotado, el hospital ovetense dispone de una unidad de reanimación de envergadura, y con profesionales experimentados, que se dedicaría a la atención de pacientes infectados en el caso de que rebosasen las unidades de intensivos del HUCA y del San Agustín.

En este último supuesto cobrarían mayor protagonismo los anestesistas, a quienes se descargará de trabajo en los quirófanos para que sigan "un plan de actualización" y puedan reforzar a los especialistas en medicinaEsta tarea conlleva el manejo de respiradores.

Entre tanto, el Álvarez-Buylla, de Mieres, tercer eslabón de la cadena, goza de la ventaja de disponer de unas instalaciones nuevas y modernas -entró en servicio, como el HUCA, en 2014- que no incluyen UCI, pero sí una unidad de reanimación que se considera muy aprovechable para esta circunstancia extrema suscitada por el COVID-19.

En el citado plan de contingencia diseñado por la Administración sanitaria, en atención primaria se primará la "consulta telefónica en todas aquellas situaciones en las que sea posible". Las consultas al especialista quedarán restringidas a casos "imprescindibles y ante la sospecha de una patología grave y no demorable". Se "filtrarán" las pruebas y técnicas diagnósticas, de modo que sólo se practicarán las catalogadas como "preferentes y no demorables". Y la actividad de quirófano "se suspenderá escalonadamente" y sólo se mantendrán las intervenciones "urgentes y oncológicas no demorables".