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La receta de los economistas: auxiliar a pymes y familias "cueste lo que cueste"

Los expertos urgen a prestar apoyo financiero a los negocios modestos, los más expuestas a consecuencias "nefastas" si la crisis se prolonga

La receta de los economistas: auxiliar a pymes y familias "cueste lo que cueste"

"El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro. Y créanme, será suficiente". Esas palabras de Mario Draghi, pronunciadas en 2012, han pasado a la historia de la economía como el bálsamo que frenó la descomposición de la eurozona en mitad de la Gran Recesión. El catedrático asturiano Juan Vázquez cree que otras palabras que estos días ha pronunciado el presidente francés, Emmanuel Macron, podrían llegar a tener un sitio cerca de las de Drahgi. "Reaccionaremos fuerte y rápido, cueste lo que cueste", ha dicho el mandatario galo refiriéndose a la respuesta que tendrá el país frente a la emergencia sociosanitaria, y ya también económica, por la pandemia del coronavirus.

Que las ocho palabras de Macron hagan o no historia dependerá de la eficacia de las medidas que sigan a los discursos, pero, conforme a las reflexiones recogidas entre economistas, la frase puede sintetizar la orientación que debería tener la política económica ante una situación tan extraordinaria: acciones inmediatas, potentes y sin reparar en gastos, tanto para atender las necesidades del sistema sanitario como para proteger a las empresas y a los trabajadores más vulnerables. Vázquez recurre a lo que haría cualquier hogar: "Cuando alguien enferma gravemente se hace lo que sea necesario; después ya se pensará en los costes".

Las prioridades. Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico, rasea también el balón con un ejemplo para explicar una de las grandes urgencias económicas ante "está crisis tan abrupta". "Un comercio textil habrá comprado la ropa de la nueva temporada y se encontrará sin ingresos para pagar muchos miles de euros a sus proveedores". Ir al rescate de las pequeñas y medianas empresas (pymes) debe estar, junto al apoyo a los trabajadores expuestos a perder sus empleos y a las familias vulnerables, entre las prioridades de la respuesta económica al coronavirus. "Las grandes compañías tienen acceso a despachos de abogados y capacidad para negociar con los bancos y para poner en marcha regulaciones de empleo; la administración tiene que ir al encuentro de las pymes y poner recursos a su disposición", sugiere Lorences.

Las primeras medidas del Gobierno español fueron en esa dirección (préstamos al sector turístico, aplazamiento de pagos tributarios...), pero al principio con una potencia limitada. Mauro Guillén, catedrático de la Universidad de Pensilvania, señala hacia Alemania y a su oferta de "crédito ilimitado" a las pymes: más de 500.000 millones de euros en financiación garantizada por el Estado, un "bazuka", según expresión de un ministro, mayor que el desplegado ante la recesión de 2008. "Es esencial apoyar a las pymes, sobre todo las microempresas. Si empiezan a echar a empleados tendremos más paro. Eso reduciría el consumo, lo que provocaría aún más paro", expone Guillén. "El consumo de los hogares será, al menos por un mes y medio, el principal canal causante de problemas a las empresas más orientadas a la demanda y al empleo local ", añade Manuel Hernández Muñiz, profesor de Economía Aplicada.

Las herramientas. Está parado temporalmente uno de los motores principales de la demanda, como lo está en buena medida también la inversión dentro y fuera de España. ¿Qué herramientas conviene utilizar ante tal escenario? "Sería el momento de utilizar el estímulo fiscal en su sentido más amplio como instrumento de política económica. El estímulo monetario está prácticamente agotado después de llevarlo al límite tras la crisis financiera global", reflexiona Francisco González, catedrático de Economía Financiera.

Con el tipo de interés de referencia en el 0% desde hace ahora cuatro años, el Banco Central Europeo (BCE) anunció este jueves el despliegue de un armamento monetario que fue recibido con desplomes históricos en la Bolsa. Quizá no tanto por la desconfianza que tales medidas haya podido provocar en los mercados (contaminados estos días por ataques masivos de especuladores "bajistas"), como por la impericia de Christine Lagarde en la comunicación de los mensajes. "La política del BCE se debe de centrar en asegurar la liquidez de los mercados, inyectando todo el dinero que haga falta. El tipo de interes ahora no importa mucho", asegura Jesús Fernández-Villaverde, catedrático en Pensilvania.

Limitado el margen monetario, queda la expansión fiscal (gasto público, ayudas, rebajas o aplazamientos de impuestos, inversión...) para atenuar el impacto en las empresas y en las familias y para encauzar la recuperación de la demanda. "El problema es que no nos pilla con los deberes hechos. De la misma manera que una familia debiera ahorrar para cuando vengan mal dadas, los estados debieran tener también la capacidad de realizar estímulos fiscales", avisa Francisco González.

España afronta el episodio del coronavirus con un alto endeudamiento público (95,5% del PIB). Pero Fernández-Villaverde, como otros expertos, se apunta al "cueste lo que cueste" de Macron: "No es el momento de preocuparse en exceso de la deuda publica. Son solo unos meses de crisis y los tipos de interés estan por los suelos".

¿Serán sólo unos meses de crisis como dice el economista lenense afincando en EE UU?. El tiempo es crucial, resume el también economista y catedrático César Rodríguez: "Las consecuencias económicas negativas de la pandemia van a depender de lo que dure el parón de la actividad. Si es de sólo dos o tres semanas, no debería tener consecuencias irreparables. Si se alarga, y eso algo que ahora mismo se desconoce, las consecuencias pueden ser nefastas".

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