Italia ha superado ya la cota de los 20.000 infectados por el coronavirus. Contando pacientes activos, curados y fallecidos, el país transalpino contabilizaba, al cierre de esta edición, un total de 21.157 casos de contagio, incluyendo 1.441 víctimas mortales. Unas cifras que no dejan de crecer pese a las duras restricciones a la movilidad implantadas desde hace varios días en todo el país, muy similares a las que el Gobierno central ha aprobado para el conjunto de España, dentro del decreto por el que se aprueba el estado de alarma.

Los asturianos afincados en Italia, que llevan días, incluso semanas los que habitan en las regiones del norte, confinados en sus casas. "Están restringiendo cada vez más los movimientos. En teoría, se puede ir al parque a pasear, siempre en solitario y manteniendo las distancias. Pero como todo el mundo iba al parque, aquí en Milán los han cerrado. Están intentando reducir a toda costa los movimientos de la gente", explica Yolanda Velasco, que reside y tiene su estudio de arquitectura en Milán.

En el caso de Italia, cualquier persona que quiera moverse por las calles tiene que portar un autocertificado. Se trata básicamente de un documento que cada ciudadano debe cumplimentar y llevar encima cada vez que sale de casa, y en el que expone las razones por las cuales tiene que desplazarse. "Es algo que se hace mucho en Italia, por ejemplo a la hora de presentar un currículum. Lo que dices es que lo que escribes ese papel lo certificas, que es cierto bajo la ley, y si no lo es puede tener consecuencias penales. En este caso, tenemos que llevarlo cada vez que salimos, explicando la razón por la que abandonamos la casa, dentro de una serie de supuestos: ir a trabajar, porque regresas a tu domicilio, porque vas a hacer la compra o si tienes una emergencia médica", detalla Elena Pérez del Río, que trabaja en el Instituto Nacional de Física Nuclear de Italia y reside en la localidad de Frascati, próxima a Roma y con algo más de 20.000 habitantes. "Como vivimos en una ciudad pequeña y aquí la gente se mueve poco", explica, "no me lo han pedido; pero en Roma es más estricto".

"Cada vez que sales de casa tienes que justificarlo, pero es un tema un tanto oscuro", sostiene Yolanda Velasco, que explica sus dudas: "tengo una persona que viene a limpiar a casa, y cuando venía en el metro la policía le pidieron la certificación y le dijeron que no podía moverse, que tenía que volver a casa. En teoría, ella sí se podría mover, porque venía a trabajar, pero no la dejaron".

En los supermercados, explica Velasco, el suministro está garantizado, aunque solo dejan entrar a unas pocas personas de cada vez. "Los primeros días pasó como en España, que la gente iba desesperada a las tiendas. Con el paso de los días, y al ver que había suministro, la gente se tranquilizó", explica Elena Pérez del Río. Por lo demás, todos los negocios hosteleros permanecen cerrados, aunque los restaurantes pueden servir comida a domicilio.

Tanto Yolanda Velasco como Elena Pérez del Río siguen con interés el desarrollo de la epidemia en España, y no se sorprenden al ver las mismas situaciones que pasaron los italianos días atrás. "Creo que en España han empezado un poco tarde, demasiado viendo lo que pasó en Italia, teniendo en cuenta además de que somos dos países iguales. Lamento que no hayan reaccionado antes", sostiene Yolanda Velasco. "Viendo los datos de contagio, parece que en España hay una pendiente un poco más pronunciada de que la sufrimos en Italia, donde también se critica al gobierno por haber tardado en actuar", añade Elena Pérez del Río.