Las familias más necesitadas no van a quedarse sin comer por mucho que el coronavirus se empeñe en echar pestes incluso sobre las instituciones solidarias. Las medidas de prevención establecidas por las administraciones para combatir al COVID-19 han obligado a los responsables de la Cocina Económica de Oviedo a cambiar sus hábitos de trabajo, pero no han impedido que los voluntarios se organicen para seguir poniendo un plato en la mesa de los que lo necesitan.

El comedor de esta entidad altruista suele llenarse hasta los topes, por lo que es imposible mantenerlo abierto mientras se combate la pandemia. Cortar radicalmente el sustento diario a los menos pudientes supondría un mazazo para muchas familias, así que se han ideado alternativas. En primer lugar, los usuarios se están llevando los menús a sus casas. "Les metemos un recipiente con la comida en una bolsa, en la que también se llevan algo para cenar. Hoy -por ayer- tenemos espaguetis, tortilla de bonito y una pera. Para la cena les damos un sándwich de xarda", afirma Floren Menéndez, cocinero de la institución solidaria. Pero esa no es la única medida de precaución. "Estamos muy pendientes de que en las colas se guarde al menos metro y medio de distancia entre las personas. Además, adelantamos la hora de entrega de la comida para que se junte la menor gente posible. Lo que estamos haciendo es buscar alternativas seguras para no dejar tirados a quienes lo necesitan", añade Menéndez.

Tanto los cocineros como los responsables y los voluntarios trabajan estos días con medios totalmente seguros para no contagiarse ni transmitir el coronavirus. "Usamos mascarillas, nos ponemos guantes y nos esmeramos mucho para mantenerlo todo aún más limpio de lo que está normalmente. Lo más importante es poder cumplir con las familias sin que nadie se ponga en riesgo durante el proceso", explica Floren Menéndez.

En la Cocina Económica cuentan con la aportación solidaria de la hostelería local, un sector muy golpeado por una epidemia que se extiende y a la que se trata de frenar con medidas contundentes. Bares, restaurantes, hoteles y otros negocios hosteleros que se han visto obligados a cerrar están donando estos días sus productos perecederos al comedor social, para que al menos los más necesitados los aprovechen. Una de las personas que están colaborando con la Cocina Económica es Juan Cuesta Prado, que regenta un restaurante ubicado en la plaza de la Catedral. "Nosotros no vamos a poder trabajar con esos alimentos y hemos pensado que lo mejor es donarlos. Esperemos que esta grave crisis se solucione cuanto antes y que las cosas vuelvan pronto a la normalidad", señala el hostelero.

La Cocina Económica también está recibiendo apoyo municipal, de organismos como la Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias (Otea) y de otras administraciones y entidades públicas. "Lo cierto es que todo el mundo se está volcando con nosotros y siendo solidario en un momento muy complicado para muchas familias", subraya Floren Menéndez.