La explosión de coronavirus ha levantado una ola de solidaridad. En Oviedo, diversas asociaciones y ciudadanos a nivel particular se prestan voluntarios para ayudar a aquellas personas que estén afectadas de alguna u otra forma por las medidas de seguridad que se están aplicando para luchar contra la pandemia. Algunos colectivos de la ciudad ya están organizando redes de apoyo para cuidar a los niños sin colegio que no tienen donde quedarse mientras sus padres trabajan, así como grupos de voluntarios dispuestos a hacerse cargo de las necesidades de personas mayores que están aisladas en sus casas por temor a contagiarse.

Uno de esos colectivos lo encabeza Belén Suárez Prieto, la promotora de las meriendas solidarias del Oviedo Antiguo. "Nosotros ayudamos a muchas familias y hemos tenido que suspender las meriendas por precaución, pero queremos seguir apoyándolos a ellos y a todo el que lo necesite. Lo que hacen los voluntarios es ofrecerse para cuidar a un niño durante algunas horas o para ir a comprarle al supermercado a una persona mayor que tiene miedo a salir de casa o que tiene alguna patología que pueda complicarse con el virus", explica Suárez Prieto.

La impulsora de la iniciativa afirma que los efectos colaterales del coronavirus apuntan a la economía de las familias más necesitadas de Oviedo. "La mayoría de los niños de estas familias cuentan con una beca de comedor y comen a diario en el colegio. Ahora que no lo tienen suponen un gasto en casa que muchas veces no pueden asumir. Es una tragedia para muchas familias y hay que ayudarlas", subraya.

Una de las personas que han decidido poner su granito de arena a nivel personal es Vanesa Mielgo, una vecina de La Corredoria que se ha ofrecido por las redes sociales para cuidar a los niños del barrio que no puedan ser atendidos por sus padres. "Yo estoy en casa y no trabajo; o sea, que he pensado que hay que ayudar en estos momentos. Hay muchas amigas y muchas mamás del cole que tienen problemas, por eso lo hice. Hay gente que me está aplaudiendo, pero yo no quiero eso porque solo estoy haciendo algo que me gustaría que hicieran por mí", afirma la mujer.

A sus 40 años, Vanesa Mielgo tiene tres hijos, uno de 3 años y dos en edad universitaria, que también la ayudarían en caso de necesidad. "Soy auxiliar de geriatría y trabajé en el colegio de La Corredoria, o sea, que tengo experiencia y paciencia. Donde comen cuatro comen seis, así que no me importa cuidar a varios niños si hace falta". Mañana ya tiene previsto recibir en su casa al hijo de una amiga.