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Los peluqueros se cortan por el virus

Los profesionales asturianos no tienen medios materiales ni sanitarios para atender a domicilio: "En las casas nos la jugamos"

Héctor Valicente con un cliente en su peluquería de Oviedo.

Aunque las peluquerías tienen permiso especial para atender a sus clientes a domicilio mientras dure el estado de alarma por el coronavirus, al menos por el momento, la inmensa mayoría de los profesionales del sector que trabajan en Asturias no están dispuestos a prestar esos servicios. Por un lado, no tienen medios materiales, ya que muchos de los salones no cuentan con instrumentos portátiles para trabajar en las casas, pero su mayor miedo es la exposición al contagio ante la falta de protección sanitaria. "Si voy a un domicilio me la estoy jugando. Puedo infectarme yo o infectar al cliente porque ni siquiera tengo mascarillas ni medios para desinfectar el material que utilizo. Los he buscado por todos los sitios, pero no hay manera de conseguirlos", señala Héctor Valicente, que tiene una peluquería en el barrio ovetense de Ciudad Naranco.

Maite Rodríguez, que regenta un negocio en Turón, se mantiene en la misma línea. "Creo que no es lógico que vayamos a las casas porque no contamos con medidas de seguridad. Sobre todo teniendo en cuenta que los clientes potenciales son personas mayores, que son el perfil de mayor riesgo", explica aludiendo al motivo que les permite a las peluquerías atender a domicilio, que no es otro que garantizar la higiene de las personas más vulnerables en un momento en el que el país está paralizado. "Además, en situaciones normales sólo trabajamos en las casas en casos muy puntuales, no podemos vivir de un servicio aislado. Si esto dura mucho tiempo tendré que plantearme cerrar la peluquería", añade Maite Rodríguez.

Los trabajadores del sector señalan que sus reticencias para acudir a las casas se basan en el sentido común y en el respeto a las recomendaciones de los expertos sanitarios. "Si hemos tenido que cerrar nuestros establecimientos para contribuir a frenar la pandemia no es lógico que vayamos a un domicilio. Si no guardamos la distancia de seguridad en la peluquería tampoco la guardamos en las casas, y eso con el riesgo añadido para las dos partes de que no tenemos ni siquiera mascarillas", dice Ana Álvarez, que tiene un salón en el centro de Oviedo.

Tampoco es que estén muy contentos con el tratamiento que les ha dado el Gobierno en todo este asunto. "Hay quien nos trata de insolidarios por decir las cosas claras. No nos negamos a ayudar a la gente que lo necesita, pero creemos que es necesario garantizar la seguridad. Además, las peluquerías estamos pagando el máximo de IVA durante todo el año como si fuésemos un servicio de lujo y ahora nos han metido como un servicio de primera necesidad. Hay cosas que no tienen mucho sentido", afirma Ana Álvarez, que no para de pensar en el impacto que va a tener el coronavirus en el sector. Ella, para empezar, tiene cinco empleados a su cargo y cero ingresos en la caja. "Es una situación muy complicada porque nosotros tenemos que seguir pagando los sueldos y todos los recibos. No es que nosotros lo estemos barajando ahora mismo a nivel particular, pero está claro que esto va a provocar que haya muchos despidos en el sector y en todos los demás", sostiene.

Silvia Llaneza, la propietaria de otra peluquería situada en Oviedo, también es de las que piensa que las medidas del Gobierno no son las acertadas teniendo en cuenta la situación. "Para empezar, los servicios a domicilio son muy escasos a lo largo de todo el año y ahora mismo ni siquiera nos llaman porque la gente también tiene miedo. Además, cuando vamos a las casas nos encontramos con los clientes con el pelo lavado, sólo vamos a peinar, no por higiene. Yo por ejemplo, no cuento con un lavacabezas portátil. Los servicios a domicilio no son parte importante de nuestros negocios y la mayoría no están preparados para ofrecerlos", añade.

Covadonga Martínez, de Oviedo, que si que está especializada en servicios en casa, no tenía ayer ni una sola llamada y además no piensa atenderlas. "No voy a trabajar por respeto y para no propagar la enfermedad", asegura.

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