"Son ángeles del cielo. Sin ellos no sé qué haría. Me trajeron la compra. Estoy agradecidísima". Esmeralda Bernardo tiene 79 años, aunque aclara que en agosto cumple 80, y vive sola en la zona de Vallobín. Camina con dificultad por problemas en un pie y toma medicación específica. Ella es una de las personas de más de 70 años que se ha puesto en contacto con la red de ayuda puesta en marcha por cuatro parroquias de Oviedo para hacer los recados a la población que corre más riesgo de contraer el coronavirus: San Pedro de los Arcos, San Pablo de la Argañosa, San Melchor de Quirós y San Antonio de Padua. Los impulsores son jóvenes catequistas y asociaciones juveniles vinculadas con estas iglesias. Una de las ideólogas es Clara Díaz, de 25 años y perteneciente a la unión pastoral de San Melchor y San Antonio, en La Florida. "A lo largo del año organizamos actividades para niños y catequesis, pero al imponerse la cuarentena en casa se me ocurrió pensar en la cantidad de gente de edad avanzada que se iba a quedar sola en sus hogares y con muchos problemas para, por ejemplo, ir a la farmacia".

Dicho y hecho. Decenas de jóvenes de las cuatro parroquias se organizaron y en menos de 24 horas estaban listos para ayudar. Incluso contaron con el asesoramiento de un médico para elaborar un plan de seguridad e higiene que permita una correcta entrega de los productos. Lo explica Clara: "Vamos de uno en uno y con guantes. En el supermercado o en la farmacia pagamos con tarjeta y al llegar a casa de los mayores les dejamos el pedido en el felpudo. Llamamos al timbre y nos alejamos dos metros. Ellos abren, recogen la bolsa y nos dejan el dinero en metálico en el suelo. Antes de que cierren les advertimos de que se laven bien las manos antes y después de colocar los productos en su cocina o baño".

Hasta el momento, la red solidaria interparroquial ha tenido una decena de llamadas. Todas de mujeres de entre 75 y 95 años que viven solas. Como Esmeralda, que es enfermera jubilada. "Sigo colaborando todo lo que puedo con mi parroquia y con mis vecinos, pero tengo limitaciones y esto de la alarma por coronavirus me ha noqueado. La última vez que salí fue el sábado pasado a por yogures y cosucas de esas para mí y para una vecina, pero ahora no me veo capaz". La mujer se enteró de la iniciativa de las parroquias a través del whatsapp. Una amiga le mandó la foto de uno de los carteles que los jóvenes han colocado en la paroquias, supermercados y farmacias.

Para el arcipreste de Oviedo y a la vez párroco de San Antonio, Marcelino Garay, la difusión de la idea solidaria es muy importante. "Los chavales me hicieron la propuesta de la red de ayuda en cuanto se dictaminó la cuarentena y me pareció estupenda. La iglesia está para eso. Para ayudar",

Mientras dure la iniciativa, voluntarios y sacerdotes harán un listado con las personas que requieran su ayuda para llevar un control y llamarles periódicamente.