Pasear al perro se ha convertido para algunos en la excusa perfecta para saltarse la cuarentena, pero el chollo se va a terminar. Ayer, la Policía Local ya identificó a un varón que, con la excusa de pasear a su can, se desplazó desde La Calzada hasta la playa de San Lorenzo, en Gijón. O sea, varios kilómetros de caminata. En Oviedo, la escena se repitió con una persona que caminó del centro de la capital al Monte Naranco. Y en Mieres, los agentes comenzarán hoy a multar a los que se alejen demasiado de casa con la excusa de sacar a la mascota. "Solo se puede ir a una o, como mucho, a dos manzanas de casa", aseguran los agentes, saturados por la infinidad de llamadas que están recibiendo acerca de esta cuestión.

Pero no todos se aprovechan de las necesidades de su perro para darse un garbeo. José Díaz y su galgo "Bowie" tuvieron para ellos la playa de San Lorenzo, habitualmente plagada de paseantes y mascotas cuando hay marea baja. "Le sacamos cuatro veces al día porque es muy nervioso y lo pasa mal, pero hemos reducido mucho el tiempo de las salidas", indica un hombre que cumple el confinamiento a rajatabla. "Estamos en casa mi mujer, mi hija y yo. Salvo ella, que trabaja en un geriátrico, apenas salimos", concretó el gijonés. Ya no podrá sacar a la playa a su can, al quedar restringido ahora el acceso a los arenales.

Cerca de ese lugar, Jony Gómez paseaba ayer sobre las 16.30 horas a sus dos yorkshire, "Romeo" y "Rita". "Los perros ya eran antes el mejor amigo del hombre y ahora más. Aunque sea cumpliendo las normas, poder salir de casa con ellos es un balón de oxígeno", certificó. "Entiendo que la Policía sea estricta con la gente que se salta las normas. Vivimos en el país de la picaresca. Sacar al perro no se debe hacer por placer ahora, solo por necesidad", agregó José García, que aplaude las medidas que tomarán los agentes. A partir de ahora, pasear al perro dejará de convertirse en una válvula de escape para sortear el confinamiento.